Qué tristeza del futbol mexicano. Los partidos del Play In se jugaron y los dos fueron destrozos, humillantes, ridículos. Pero antes de seguir con calificativos, vamos por partes.
Primero, el Bravos contra Pumas. Para iniciar, fue ridícula la decisión de la Liga MX de hacer que se juegue el partido en medio de una tormenta de arena; nos habla del poco profesionalismo y falta de organización tremenda en las oficinas de la Liga, ya que pese a que hay una semana entre partido y partido, fueron incapaces de hacer modificaciones al calendario.
Ya enfocándose en lo sucedido en el partido, nos damos cuenta que el nivel real del futbol mexicano es bajísimo. Si para esto se inventó el Play In, mejor que no se haga y que avancen los ocho mejores en la tabla general. Es decir que de Bravos y Pumas no se hace uno. Fallaron siete de 10 penales tras 90 minutos para llorar, y los universitarios al final fueron menos malos.
Ya en la otra llave, lo del arquero Andrada es tristísimo. El guardameta argentino una vez más, la calabaceo y colaboró para que los Rayados fueran eliminados. Pachuca lo hizo bien, aprovechó los errores y la falta de contundencia de la Pandilla, para que con unos chamacos que tienen muchos pantalones, se midan al América en busca de las semifinales. En cambio, Monterrey una vez más está contra las cuerdas.
El último boleto se jugará entre regios y capitalinos. ¿Quién será menos malo? ¿Quién se medirá a los Diablos? Y la pregunta del millón: ¿Repetirá Andrada en el marco?