Hoy celebramos en nuestro país el Día del Niño. Se acostumbra festejarlo haciendo una fiesta en las escuelas, en casa regalándoles dulces, llevarlos a tomar una nieve, dándoles algún presente a los infantes; llevarlos al cine o a comer su platillo preferido. Los regalos acaban siendo objetos materiales.
He escuchado a muchos padres decir que el mejor regalo que les dejarán a sus hijos como herencia, es la educación.
Conscientes que la educación no es solamente informativa, sino también formativa y transformadora y que a través de experiencias altamente significativas que se promuevan en la infancia, los aprendizajes quedan grabados en la vida de las personas, entonces reflexiono:
¿Por qué no aprovechamos la oportunidad de festejar el día del niño de forma diferente?
Podemos crear una experiencia favorable que desarrolle en nuestros niños y niñas una actitud compasiva ante un niño o niña que tenga una situación de vida distinta.
Entendiendo que la compasión no es mirar con lástima, sino percibir a los demás con la intención de reducir o intentar de alguna forma aliviar su situación, podríamos planear una actividad donde los chicos puedan convivir con otros niños con discapacidad. Con una actitud de empatía pueden jugar con ellos, compartir sus juguetes mientras están en el parque; hacerles una cartita o un dibujo deseándoles lo mejor; enseñarles una canción, simplemente regalarles una sonrisa, un abrazo; eso puede marcar la diferencia y beneficiar tanto al que da como al que recibe.
Existen más niños con discapacidad de los que podemos imaginar. Muchos de ellos no salen con frecuencia por las dificultades que implica o por el temor de sus padres a que su hijo sea rechazado o visto de mala manera; algunos de ellos además viven una condición económica desfavorable. Recibir un presente para festejar este día puede marcar una diferencia abismal en sus vidas.
A los niños les encanta hacer galletas o pasteles. Qué tal si planeamos esta actividad en casa con nuestros hijos y lo que se haga lo compartimos o regalamos a un niño con discapacidad. ¿Por qué no buscar en casa qué cuentos o libros en buen estado podemos regalarles, algún juguete que estando en buenas condiciones puedes compartirlo con alguien más? Regalar algo hecho por los propios niños con la intención de regalarlo a otro niño en esta ocasión.
Los aprendizajes no solamente se dan dentro del aula de una escuela; hay enseñanzas trascendentales que deben de ser impartidas desde casa, que pueden ser reforzadas en la escuela. Sería excelente que toda la sociedad y el gobierno mismo aprovecharan cualquiera de estas oportunidades para enseñarles con el ejemplo a los niños y las niñas, esos aprendizajes significativos que por mucho que pase el tiempo, no se olvidan.