El gobernador del Estado, Pablo Lemus Navarro, mantiene la apuesta pública que hizo en favor de Teocaltiche: mes y medio para conseguir la pacificación en el municipio que se ha convertido en la mayor alerta de seguridad en el Estado, por la descarada actuación de la delincuencia organizada, que apenas después del asesinato del secretario general del Ayuntamiento, atacó a balazos a dos mujeres un día después.
Es imposible saber cuál es la agenda, cuál la motivación de la criminalidad organizada en Teocaltiche, Villa Hidalgo y esta zona de Los Altos Norte. ¿Es una reacción a las acciones de seguridad emprendidas por el gobierno del Estado con el apoyo de la Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa Nacional? ¿Es un reto para intentar mantener impunemente su presencia e influencia fuera de la ley?
Ciertamente, los asesinatos del comisario Ramón Grande y el secretario general José Luis Pereida, son hechos mayúsculos en una larga historia de delincuencia, en la que se han detectado y asegurado fincas, ranchos, armas, drogas y vehículos. La acción de la justicia ha decomisado muchos millones de pesos en mercancías y vehículos robados; además, los aseguramientos de drogas y destrucción de campos de siembra de mariguana, le han costado millones a las finanzas del crimen organizado.
También se informó oportunamente del desmantelamiento de sistemas de videovigilancia operados por los delincuentes e instalados incluso en postes del alumbrado público.
La confrontación con la delincuencia organizada ha sido frontal y permanente en los últimos meses.
Pero no se puede esperar que en una zona donde por años se afianzaron los cárteles y dos grandes organizaciones delincuenciales luchan para mantener su control e influencia, simplemente se retiren ante la presencia de policías y patrullas. Van a oponer resistencia e intentarán mantener su control y supremacía.
El Estado no puede permitirlo.
Ayer mismo se le tomó protesta al nuevo comisario de Teocaltiche: Hermes Daniel Rodríguez. Tremenda tarea para un jefe policíaco, a la luz de los últimos hechos.
Y el gobernador Lemus insiste: se logrará la pacificación del municipio.
Ahora más que antes, se requiere el respaldo total del gobierno federal, por medio de la Guardia Nacional y los elementos del Ejército.
La apuesta es crucial, porque la administración de Pablo Lemus está obligada a lograr el control legal y la presencia de las autoridades democráticamente elegidas por los ciudadanos.
No puede permitir que se perciba que los criminales ganaron la batalla. Eso sería letal para el resto de su sexenio y acarrearía grandes males para el resto de Jalisco.
El apoyo debe ser general.