Ya viene el día de las madres en nuestro país y vale la pena reflexionar sobre el papel de las mamás en nuestra sociedad: ¿por qué y cómo llegamos a celebrar el día de las madres en México?
En 1922, el periodista Rafael Alducín, director del diario Excélsior, publicó una editorial para convocar a la sociedad mexicana a celebrar este día. Respaldado por el entonces Secretario de Educación Pública de México y la Iglesia católica. Miren qué casualidad: los medios de comunicación, la SEP y el clero interesados por festejarle un día a las mujeres. Así se orquestó toda una campaña dedicada a persuadir a las y los mexicanos de la importancia de tener un día especial al año para celebrar a las madres.
Los historiadores nos señalan que se eligió mayo porque este mes ocupa un lugar muy importante en el catolicismo, pues es considerado el mes de la Virgen María y, como sabemos, nuestro país es de tradición católica y guadalupana, y el día diez, porque en los años veinte, muchas familias mexicanas recibían el pago de sus sueldos cada diez días, lo cual facilitaba se pudiera gastar un poco más para celebrar a las madres.
Sin embargo… no fue un inocente reconocimiento. En nuestro país las mujeres todavía no gozaban de los mismos derechos que los hombres, además de que su lugar estaba fuertemente confinado a la vida privada. Un grupo de mujeres valientes, con Esperanza Velázquez a la cabeza, empezó a exigir en Yucatán el derecho a la planificación familiar y derechos ciudadanos plenos. Sin embargo, los resortes autoritarios del país en respuesta se activaron para reforzar la imagen de la madre abnegada y hogareña y combatir las semillas del feminismo. Es decir, hay todo un contexto y trasfondo político de por qué celebramos el día de las madres en nuestro país: se convirtió en una suerte de contrarreacción al movimiento feminista emergente en México que exigía el voto femenino e igualdad de derechos.
Exaltar la maternidad como el destino principal de las mujeres se utilizó para definir su papel en la sociedad y reencauzar sus aspiraciones a la esfera privada, alejadas de la arena pública y política. Recuerden que, en esa época, las mujeres aún no gozaban de derechos políticos plenos: no podían votar ni ser votadas.
No por ello dejemos de honrar a quienes como yo, tenemos la dicha de ser mamás. Al contrario resignifiquemos el papel de las madres, cambiando actitudes y estereotipos discriminatorios, generando políticas públicas que demuestren cuánto nos importan las madres. En Jalisco hemos trabajado intensamente en la creación de un sistema de cuidados, en apoyos para incentivar el empoderamiento económico de las mujeres, la capacitación a madres emprendedoras y la especialización en atención a las violencias que sufren, hemos hecho de lo personal lo político.
Afortunadamente, las nuevas generaciones están cuestionando añejos estereotipos y cada vez se convencen más de que las mujeres no nacen sólo para ser madres y que serlo no debería ser una carga silenciosa, sino una elección acompañada y valorada en todos los sentidos. Construyamos juntos una sociedad más igualitaria para todas y todos.