Los Leones Negros de la UdeG ponen el nombre del futbol tapatío en todo lo alto. El conjunto de Alfonso Sosa sufrió, pero se metió a la gran final de la Liga de Expansión. Ciertamente, muchos de ustedes me dirán que no sirve de nada ser campeón; puede que tengan razón. Sin embargo, para una institución histórica como la de la Universidad de Guadalajara, es una obligación estar ahí.
Ya habían estado cerca de conseguirlo en muchas ocasiones. De hecho, el semestre anterior se quedaron fuera de la lucha por el título por la posición en la tabla, luego de empatar en el global ante el Tapatío, equipo que a la postre fue campeón de la categoría.
Este torneo las cosas fueron muy distintas: un plantel comprometido, el mejor en la Liga, con una base sólida de ex futbolistas de Primera División, una columna vertebral con talento, con un “Pipe” López que comanda la zaga, con un capitán de trayectoria, recorrido, kilómetros en las piernas y que sabe lo que es ser campeón de la categoría como lo es Arturo Javier “Zully” Ledesma; un medio campo con grandes hombres con visión y lucha como Edson Torres y Jahaziel Marchand y en la punta, el referente, el hombre gol, el campeón de goleo, Jesús Ocejo.
Pero, ¿qué es un equipo, un conjunto, sin un gran director técnico? Luis Alfonso Sosa se encargó de que el plantel sea una familia, que grita y regaña cuando lo debe hacer, que felicita y premia cuando se logran los objetivos. El “Rey León”, Poncho Sosa, quien regresó al “equipo que nació grande” a la Primera División hace poco más de una década; hoy tiene la oportunidad, nuevamente, de dar un título.
Seguro estoy que el próximo 24 de mayo, el Coloso de la Calzada Independencia será un hervidero, estará a reventar. Porque ese sábado los Leones Negros podrían ser campeones del futbol mexicano en la Liga de Plata, porque ese sábado, mientras otros equipos en Primera División con jugadores aburguesados arrastran prestigios, historia y afición, los “melenudos” podrían estar levantando un nuevo título.