La presidenta de la república, Claudia Sheinbaum Pardo, aprovechó la conmemoración del Día del Maestro ayer 15 de mayo, para hacer un anuncio que aparentemente sería aplaudido en todo el país: incremento del 9% al salario de los docentes en el sistema educativo nacional, retroactivo al 1 de enero y con un incremento adicional del 1% del 1 de septiembre en adelante.
Además de eso, anunció una semana más de vacaciones para maestras y maestros del país, y se reiteró que la edad de jubilación no se modifica.
Sin embargo, fue contrastante el rechazo manifestado por decenas de miles de docentes que se manifestaron y protestaron en varias ciudades del país. La movilización más grande ocurrió en la Ciudad de México y además de los conflictos viales causados por la marcha desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo, donde hicieron plantón, sorprendió que insistieran en que el 9% de aumento anunciado por la presidenta es muy poco, pues con marchas y plantones lograron 14% de aumento el año pasado.
Encontrar posturas homogéneas entre los maestros del sistema educativo mexicano es casi imposible. Las posturas de los mayores sindicatos (el SNTE y la CNTE) son diferentes y a veces hasta se confrontan.
Pero en el tema de los recursos económicos que se destinan a la educación pública en México, hay más motivos de reclamo que de agradecimiento.
A pesar de que la presidenta Sheinbaum indicó que el aumento salarial anunciado ayer implica un desembolso adicional de 36 mil millones de pesos cada año, los números en materia de educación no hablan bien de la administración del ex presidente Andrés Manuel López Obrador y lo que va de la actual.
Sucede que desde 2015, nuestro país redujo su presupuesto para la educación pública, pasando de un billón 57 millones 707 mil pesos a un billón 19 millones 449 mil pesos en 2024.
El año pasado, en el cierre del sexenio anterior, no se pudieron cubrir las urgencias del sector: formación docente, recuperación de aprendizajes y mejoramiento de infraestructura, entre las más importantes.
Además, este año nuestro país queda nuevamente exhibido ante la recomendación internacional de destinar entre 4 y 6% del Producto Interno Bruno (PIB), para educación, ciencia y cultura. México no llega al 4% y en los últimos seis años, redujo el gasto en casi 1% de su PIB.
En síntesis y con toda claridad: hay más necesidades en el sector educativo y en lugar de aumentar, hemos reducido el presupuesto.
Y efectivamente, como dicen maestras y maestros de la CNTE: logran más aumentos marchando y haciendo plantones. Ellos resuelven su dilema. La educación pública en México, no.