El inicio de esta semana anticipa los últimos días de campaña y la jornada electoral, el próximo domingo 1 de junio, de la elección del Poder Judicial. En Jalisco sólo habrá elección para funcionarios que integrarán el Poder Judicial Federal, a diferencia de otros estados donde la elección será también para renovar el Poder Judicial local.
Hay varios escenarios y expectativas que abarcan desde las posturas más ingenuas y que aceptan que “el pueblo elegirá la integración del Poder Judicial”, hasta las más pragmáticas e incluso cínicas, ya comprobadas, que anticipan la manipulación del resultado electoral por la vía del acarreo y la instrucción a personas enviadas directamente a votar.
Existen también las evidencias que comprueban la participación de autoridades de diferentes niveles que, desde los congresos estatales y gobiernos locales, tienen operativos para enviar a simpatizantes a votar e inclinar la balanza de resultados.
Por otra parte, a pesar del esfuerzo de las autoridades del Instituto Nacional Electoral (INE), la inercia de un proceso accidentado, políticamente manipulado, precario y artificialmente acelerado, son evidentes una serie de realidades:
– No se conoce a la gran mayoría de candidatos y candidatas.
– Fue casi nula la publicidad que se hizo de la elección judicial.
– Las campañas pasaron “de noche” para la mayoría de los ciudadanos.
– En su afán de promover la participación, las autoridades ejecutivas (comenzando por la presidenta Claudia Sheinbaum) y legislativas que hicieron promoción, sólo contribuyeron a incrementar las sospechas.
Las condiciones son, desde todas las aristas que se puedan analizar, totalmente negativas.
No es necesario tener una herramienta para pronosticar el futuro inmediato: la elección contará con una reducidísima participación, quizá no mayor del 5% a menos que movilicen a más simpatizantes totalmente dirigidos a votar por los candidatos favoritos de grupos políticos.
Con el resultado de esa elección, quienes ocuparán el cargo tendrán una legitimidad casi nula. Y es grave, porque justo la legitimidad es el fruto más anhelado de las elecciones. Si la democracia produce muchos efectos negativos, la legitimidad de los ganadores, o bien, el respaldo mayoritario que los acredita para ejercer sus cargos, es uno de los objetivos más anhelados.
No ocurrirá en estas condiciones.
Es cierto: por ser las primeras elecciones, habrá confusión, imprecisiones, errores.
Pero las cosas se pudieron haber hecho mucho, mucho mejor.
Sólo que el poder político que desde Palacio Nacional, con Andrés Manuel López Obrador primero, y con Claudia Sheinbaum después, determinó que las cosas serían así.
Y sólo nos queda soportar.