La pregunta que más he recibido en días recientes es la siguiente: ¿Vas a votar?
Se refieren, por supuesto, a la jornada electoral del próximo domingo 1 de junio, en la que los mexicanos podremos elegir jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial federal, y en 19 estados, además, se votará por los poderes judiciales locales.
¿Voy a votar? No. ¿Por qué? Porque no estoy convencido de que eligiendo jueces mejore el sistema de justicia en el país; y porque considero que el sistema de elección está mal hecho.
Pero antes de que deje Usted de leerme, permítame decir lo siguiente: que yo vote, o no vote, es irrelevante. Lo verdaderamente importante es la decisión que Usted tome.
Votar es un asunto estrictamente personal. Personalísimo, diría un antiguo profesor. Y acudir a la urna es cuestión de cada quien, no de lo que piensen los demás.
Y ojo: la elección del próximo domingo sí se llevará a cabo, y basta con que un solo ciudadano se presente en cada casilla para que tengamos ganadores del proceso. No hay marcha atrás. Mal o bien hecha, la jornada electoral tendrá validez oficial.
Así que regreso al punto: cada quien debe decidir si vota o no. Nomás faltaba que alguien quisiera influir en Usted.
Usted está en completa libertad de ir a su casilla y cruzar las boletas por quien Usted quiera. E igual está en libertad de ir a la casilla y anular su voto. Y por supuesto que también puede decidir simplemente no votar, y nadie debe reclamarle algo.
Vivimos en una sociedad dividida políticamente, y esa división no va a desaparecer de la noche a la mañana. Y eso ocurre en México y en todo el mundo.
Lo que debe quedar en claro es que el peso político de esta elección, para bien o para mal, debe recaer completamente en los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y de Claudia Sheinbaum.
Fueron ellos, junto con sus senadores y diputados, quienes armaron todo el proceso de renovación del Poder Judicial, elecciones incluidas. Si sale bien, será mérito de ellos. Y si sale mal, entonces será culpa de ellos.
Para que nadie salga a decir que las posibles fallas o abstencionismo en la votación, y en el resultado a largo plazo de las decisiones judiciales, es o será culpa de ciudadanos apáticos, o de complots de la derecha y sepa quiénes más.
Si los ciudadanos salen a votar en buena cantidad, será éxito de la 4T. Y si hay abstención, será culpa de la 4T por no pensar bien lo que hicieron.
Quedan días para informarse y tomar una decisión. Sólo Usted sabe cómo debe proceder. Hágase la pregunta a si mismo: ¿Vas a votar?