Mucho había sorprendido el mensaje de la rectora general de la Universidad de Guadalajara, Karla Planter Pérez, cuando en un acto oficial en el que un nuevo rector asumió el cargo en el Centro Universitario de Los Altos (19 de mayo), lanzó un llamado a la defensa de la autonomía universitaria y su facultad exclusiva para ejercer el presupuesto económico que le corresponde.
“Quiero ser muy clara y muy enfática: la única instancia que decide y define el destino de los recursos de la Universidad de Guadalajara es el Consejo General Universitario, nadie más”, fueron sus palabras en aquella ocasión, y eran una clara respuesta a la propuesta que días atrás había hecho el gobernador del Estado, Pablo Lemus, para que la institución destinara 20 millones de pesos para apoyar el programa “Sendero seguro”, que implica obras como alumbrado, limpieza y banquetas en las cercanías de preparatorias y centros universitarios.
Al poco tiempo, cuestionado, Lemus Navarro recordó que durante el sexenio de Enrique Alfaro, la Universidad había pasado por tiempos difíciles debido a la confrontación con el ex mandatario. Y aseguró que él no tendrá ningún conflicto con la institución.
Era claro que la relación que había comenzado como una “luna de miel” entre él y la rectora Planter Pérez se estaba descomponiendo rápidamente. Era un nuevo frente abierto en una agenda gubernamental que se ha complicado, particularmente en materia de seguridad, y que francamente no necesita más conflictos en medio de una permanente tensión política.
Ayer, el gobernador Lemus Navarro reparó el daño –así lo muestra el gesto político– al anunciar junto con la rectora Karla Planter y con el ex rector Ricardo Villanueva, hoy subsecretario federal de Educación Superior, la firma de un convenio mediante el cual la Secretaría de Educación Pública que encabeza Mario Delgado Carrillo, se compromete a entregar exactamente el mismo presupuesto que asigne el Estado a la UdeG: el equivalente al 5% del presupuesto del Estado, en el primer año en que se aplica el “presupuesto constitucional”.
Volvieron al discurso los reconocimientos, las felicitaciones y el buen trato entre autoridades.
Ricardo Villanueva y Karla Planter, aliados desde años atrás, y ahora ocupando diferentes cargos que los empoderan, recuperaron el buen trato con el gobernador de Jalisco.
Naturalmente, la historia seguirá escribiéndose y la tirantez entre la Universidad de Guadalajara y el Gobierno del Estado no desaparecerá. Pero a la administración estatal le conviene mucho más (y a los jaliscienses también) que la administración de Lemus Navarro enfoque su energía y recursos en resolver asuntos como el abasto de agua potable, la reforma judicial y la disminución de la delincuencia, entre varios temas. No hace falta un conflicto como el que se hubiera podido incrementar con la institución educativa que mantiene en su seno tan numerosos personajes y posiciones políticas influyentes.