El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó este miércoles abrir una investigación sobre el entorno de su predecesor Joe Biden, porque sospecha de una “conspiración” para encubrir el deterioro de la salud cognitiva del demócrata y para usurparle el poder.
Durante la campaña electoral Trump prometió “venganza” contra sus adversarios políticos y se ha embarcado en una ofensiva para desacreditar a su predecesor, que ha sido respaldada por políticos del Partido Republicano y sus partidarios en los medios conservadores.
Citan las pocas apariciones públicas de Biden mientras estaba en el cargo, así como su aparente falta de disposición para conceder entrevistas, como evidencia de lo que, según ello, era un hombre incapaz de desempeñar el exigente puesto de comandante en jefe de Estados Unidos.
“Esa conspiración constituye uno de los más peligrosos y preocupantes escándalos de la historia de Estados Unidos”, indica un memorándum.
En un mensaje transmitido a la AFP, Biden estima que esta iniciativa es una mera distracción “para impulsar una legislación desastrosa” que recorta programas esenciales, en referencia a un megaproyecto de ley presupuestaria que se debate en el Senado.
“Seamos claros: tomé las decisiones durante mi presidencia. Tomé las decisiones sobre los indultos, las órdenes ejecutivas, la legislación y las proclamaciones. Cualquier insinuación de que no lo hice es ridícula y falsa”, recalcó.
Justo antes de pasar el testigo a su peor enemigo político, Joe Biden otorgó indultos preventivos a varios aliados políticos y familiares, incluido su hijo Hunter, blanco recurrente del bando trumpista, para protegerlos de futuros procesos judiciales.
Durante la campaña electoral, Donald Trump atacó implacablemente las capacidades cognitivas de Biden, y ha continuado haciéndolo desde su regreso a la presidencia en enero.