Guadalajara tiene, entre muchas otras cosas, una población exigente pero a la vez crítica, que no fácilmente se deja engañar, incluso en mercadotecnia dicen que si “pega aquí, pega en cualquier lugar”. Hace un año las y los tapatíos tomaron una decisión: que hubiera una mujer electa, por primera vez, para encabezar el gobierno municipal.
El 02 de junio de 2024 las y los electores tapatíos, que son de los más analíticos y sobre todo, certeros en cuanto a la concepción de los temas electorales a nivel nacional, hablaron fuerte a través del voto y además, esa decisión fue ratificada tres veces por el Tribunal Electoral local, federal y la Sala Superior.
La toma de posesión del Gobierno de Guadalajara, a pesar de que la decisión del tribunal electoral se dio a conocer unas horas antes, fue pulcra y Verónica Delgadillo García se convirtió en la primera alcaldesa electa de la capital de Jalisco.
La mujer, que era identificada como una soñadora, la tapatía que anhelaba con ímpetu transformar su ciudad, la vecina de Talpita que creció en el Oriente tapatío pero que quería tener una mejor ciudad, con mejores servicios para todas y todos, a un año de la elección ha demostrado otras facetas.
Incluso desde los momentos poselectorales, supo resistir y con liderazgo, comenzó a mostrar su templanza para saber esperar sabiamente el fallo final, pero siempre defendiendo con prudencia pero sobre todo acertadamente, lo que la gente le demostró, la confianza en ella para gobernar, ganando a la buena.
Como primera presidenta de Guadalajara se reveló desde los primeros días de su gobierno como una verdadera mujer de
Estado, que ataca los problemas de fondo, desde sus causas; con convicciones firmes que no se doblega ante presiones por intereses personales.
Su prioridad está bien definida: ponderar siempre el bien de la ciudad.
“No maldigas la oscuridad, solo enciende una vela”, decía Confucio, y Verónica Delgadillo García, la primera alcaldesa tapatía, sin reniegos, ha iluminado la ciudad con acciones y decisiones acertadas.
Así, identificamos momentos clave. Sin duda, el más simbólico fue el tomar el control del servicio de limpia y aunque muchos dudaban de que funcionara y de que la administración municipal pudiera asumir la responsabilidad, hoy es uno de los proyectos más exitosos.
Pero no solo ha mostrado valor, templanza y convicción, sino también sensibilidad y empatía en momentos difíciles, en los que se requiere de humanidad, como lo fue el accidente en Plaza Guadalajara en el primer mes de gobierno, cuando un conductor invadió la zona peatonal y arrolló a decenas de personas.
La primera presidenta de Guadalajara visitó a los heridos, al igual que lo hizo con los lesionados del fuerte incendio que ocurrió el 30 de abril de este año en el Álamo Industrial, en donde incluso acudió y participó en los trabajos de coordinación con las corporaciones de Protección Civil y Bomberos municipales y del Estado para contener el fuego.
Así, en cada decisión que ha tomado, la prioridad es la gente y su seguridad, por ello hace unos días también presentó su estrategia de seguridad con la que también ya se han visto resultados que no son menores, como lograr desmantelar una de las bandas más importantes en la ciudad, conocida como la de los “rolex”, pero este es un tema que abordaré en otro momento.
El aprendizaje, entonces, en este último año, ha sido mucho, pero me siento orgulloso de saber que pertenezco al equipo que encabeza una mujer fuerte, valiente, líder y humana que ya no solo sueña con transformar su ciudad, sino que la cuida.