Cada 5 de junio conmemoramos el Día Mundial del Medio Ambiente; y el 8 de junio, el Día Mundial de los Océanos. Estas fechas nos invitan no sólo a reflexionar, sino a actuar con responsabilidad frente a la crisis ambiental que vivimos. Desde la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ), a través de su Cuarta Visitaduría General, encargada de la agenda ambiental, hacemos un llamado urgente a reconocer que la protección de la naturaleza no es sólo una causa ecológica, sino una exigencia de justicia y derechos humanos.
Un medio ambiente sano es un derecho humano reconocido en instrumentos internacionales y en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Su deterioro impacta directamente en otros derechos fundamentales, como el acceso a la salud, al agua, a la alimentación, a la vivienda digna y a la vida misma. Las comunidades más vulnerables —entre ellas los pueblos indígenas; niñas, niños y adolescentes; mujeres; personas en situación de pobreza; y quienes defienden el ambiente y el territorio— padecen con mayor intensidad los efectos del deterioro ambiental, la contaminación, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Los desafíos actuales son evidentes y su atención es cada vez más compleja. En México, la contaminación de cuerpos de agua, la deforestación, el crecimiento urbano no controlado, los incendios forestales y las amenazas a nuestras costas y océanos, ponen en riesgo la biodiversidad y la estabilidad de los ecosistemas, que no son sólo paisajes, sino fuentes de vida, cultura, economía y equilibrio climático. Su degradación no sólo pone en riesgo a especies marinas, sino también a las comunidades costeras que dependen de estos recursos para sobrevivir.
Por ello, desde la Cuarta Visitaduría General trabajamos para fortalecer el enfoque de justicia ambiental y derechos humanos, al promover la participación de las comunidades y la protección de las personas defensoras del ambiente y territorio. Recordamos que la obligación de proteger el entorno recae en el Estado, pero también en cada persona. La defensa del planeta comienza con nuestras decisiones cotidianas, pero exige políticas públicas sólidas, transparencia y sanciones efectivas ante los daños ecológicos.
No permitamos que estas fechas pasen como una efeméride más. Reivindiquemos el derecho a un medio ambiente sano como una condición para una vida digna y justa, y exijamos que se garantice para todas y todos, hoy y para las generaciones futuras.