Dicen que en política no hay coincidencias, y lo que ha estado ocurriendo en los últimos días ha sido tan constante que no se puede menos que deducir: hay una ofensiva del gobierno del presidente Donald Trump contra la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y los motivos son varios.
Hagamos un recuento rápido para descartar las supuestas coincidencias.
1. El mismo día (miércoles 11 de junio) que el subsecretario de Estado de los Estados Unidos, Christopher Landau, llega a la Ciudad de México para reunirse con la presidenta Claudia Sheinbaum en Palacio Nacional, se da a conocer un reportaje por parte de la agencia Reuters, en el que se informa que al menos tres veces en diferentes fechas, desde la Casa Blanca y la Secretaría de Estado que encabeza Marco Rubio, se ha presionado al gobierno mexicano para que haga pública e inicie un proceso judicial contra funcionarios a quienes ligan con delincuencia organizada. Entre éstos, figuran los gobernadores Américo Villarreal (Tamaulipas), Alfonso Durazo (Sonora), Rubén Rocha Moya (Sinaloa) y Marina del Pilar Ávila; también aparece Mario Delgado, secretario de Educación.
¿Quién puede creer que la presidencia de la república haría eso? Pues en el gobierno de Trump están subiendo la presión.
Por cierto, ¿un subsecretario de Estado recibido por la presidenta en Palacio Nacional? ¿Tan bajo se está cayendo en el respeto a las jerarquías?
Si así están las cosas, ¿Donald Trump aceptará una reunión con Claudia Sheinbaum durante la cumbre del G7 la semana próxima en Canadá?
2. La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, tuvo el inusitado atrevimiento de acusar a la presidenta Claudia Sheinbaum de haber incitado a las protestas de migrantes en Los Ángeles, California.
Aunque es una mentira evidente, la presidenta Sheinbaum ha tenido que abordar el tema y negarlo dos días seguidos en su conferencia mañanera en Palacio Nacional. Fue un tremendo golpe.
Y otra vez la duda: ¿Por qué la presidenta del país le responde a una secretaria de otro gobierno que la acusa falsamente? ¿Su respuesta a distancia fue resultado de una estrategia de comunicación? ¿Por qué no aparecen (o qué hacen) Juan Ramón de la Fuente, secretario de Relaciones Exteriores o quien es homólogo de Kristi Noem, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad del país?
3. Al ver a la presidenta Sheinbaum en estos aprietos, hay personajes con iniciativa propia que en lugar de ayudar con su silencio, generan más problemas con su defensa. Dos ejemplos: el inefable Gerardo Fernández Noroña, alegando su defensa de las manifestaciones de migrantes y criticando al senador republicano Eric Schmitt, porque propuso elevar el impuesto a las remesas. El mismo Schmitt le respondió en redes sociales que propuso que el impuesto pase de 3.5 a 5%. La presidenta tuvo que pedir públicamente que Fernández Noroña se abstenga de hablar.
Y desde Jalisco, la consejera estatal de Morena y empleada en el Congreso del Estado por la diputada Itzul Barrera, escribió en su cuenta de X que apoyar “a la raza” y que su visa “se la metan por el c…”. Si creyó que nadie se iba a dar cuenta, el subsecretario de Estado, Christopher Landau, le respondió diciendo que ordenó que le retiraran la visa. Apenas un día antes se había reunido con Claudia Sheinbaum en Palacio Nacional.
Lo dicho, no son coincidencias.
La presión es real y el siguiente objetivo del gobierno estadounidense son los políticos morenistas ligados con el crimen organizado.
Y encima de todo, dejan sola a la presidenta, y varios hasta le agregan obstáculos.