Gobierno de México, invitado a reunión del G-7. ¿Por qué es importante asistir?

El gobierno de México, junto con el de Brasil y la India, ha sido invitado a participar en la reunión del G-7, y nuestra presidenta ha aceptado participar. Estos tres países son economías emergentes con un gran potencial de crecimiento económico, y Brasil y la India se han unido a los acuerdos de las denominadas economías del Sur Global que excluye economías desarrolladas y que buscan una mayor cooperación y solidaridad a través de la cooperación Sur-Sur frente a los intereses de las economías desarrolladas, en particular el G-7.

Por su parte, el G-7 es el grupo que reúne a las principales potencias democráticas industrializadas del mundo: Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido. Representa entre el 40% y 45% del PIB mundial y son actores fundamentales en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Este foro informal fue creado en 1975, después de la crisis del petróleo de 1973, para coordinar respuestas al shock energético generado. Los países miembros buscan la cooperación para generar una agenda que fomente la inversión productiva, el crecimiento económico, la creación de empleos y enfrentar problemas que pongan en riesgo la estabilidad económica internacional, por lo que es un grupo clave para la gobernanza económica global. Durante la pandemia coordinó medidas de política económica, distribución de vacunas y directrices para la recuperación post-pandemia.

Los principales temas que se han abordado en este foro tienen que ver con: seguridad global, la lucha contra el crimen transnacional, el lavado de dinero, la gestión de conflictos como la guerra de Ucrania e incluso la coordinación de sanciones económicas contra Rusia, y el apoyo militar y financiero a Ucrania. Ha promovido la cooperación internacional contra el terrorismo y a favor de la ciberseguridad y también ha presionado a países como Irán y Corea del Norte respecto a sus programas nucleares. Ha coordinado sanciones como bloqueos económicos y financieros a gobiernos que representan una amenaza para la estabilidad económica y financiera. Sus decisiones y declaraciones tienen un importante peso geopolítico.

Por su parte, México es una economía emergente, con un gran potencial de crecimiento económico debido a sus recursos naturales, su población en edad de trabajar y su posición geoestratégica en el mapa económico mundial. En 2024 fue la décimo tercera economía más grande a nivel mundial, la sexta en atracción de turismo, la décimo quinta en ingresos por turismo internacional, la décima en cuanto al valor absoluto de exportaciones, la undécima en materia de importaciones, la sexta en materia de atracción de inversión extranjera directa y la décima en población. Pero también tenemos organizaciones criminales que operan a nivel internacional; la inseguridad y la violencia están aumentando, y tenemos un lugar privilegiado en las cadenas globales de valor. Esas son las razones por las que nos invitan a participar en este foro, y dicha participación es estratégica porque nos permite fortalecer alianzas, por ejemplo con Canadá, para enfrentar las presiones comerciales y la renegociación del T-MEC con Donald Trump, facilitar el acceso a financiamiento climático que fortalezca los proyectos con estándares ambientales e impulse la generación de energía renovable, ponernos al día en materia de cambio tecnológico y regulación digital, y fortalecer el diálogo para la cooperación económica.

Hoy el mundo enfrenta retos importantes como el proceso de desglobalización, la escasez de materias primas ante la transformación digital, la transición a energías verdes, la escasez de minerales raros, el incremento del proteccionismo comercial, obstáculos arancelarios y no arancelarios al libre comercio, la pérdida de interacción económica entre diversos países y por ende, menor cooperación, el ascenso de gobiernos populistas de izquierda y de derecha, la continuación de la guerra comercial iniciada por Donald Trump, la menor integración y la fragmentación de las cadenas de suministro global, la reconfiguración de las relaciones económicas internacionales mediante nuevas alianzas como el Sur Global y el mayor énfasis en la producción, el consumo local y regional. La intensificación de los conflictos militares entre Israel e Irán, Rusia y Ucrania, China y Taiwán, Corea del Norte y Japón, además de la desilusión con el modelo económico denominado Neoliberalismo. Todo ello genera un menor crecimiento económico, una mayor inflación, una mayor aversión contra los migrantes, xenofobia y violencia.

De acuerdo con el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización de Cooperación Económica para el Desarrollo, la economía mundial muestra un crecimiento mediocre y puede contraerse de intensificarse los problemas anteriores, lo que supondría una marcha atrás en el combate a la pobreza. El Banco Mundial ha recortado las perspectivas de crecimiento económico mundial para 2025 a 2.3% desde un 2.7% previsto en enero, ello significa el menor ritmo de crecimiento económico desde hace 17 años, sin contar la crisis de 2008 y del 2020 por la pandemia. El Fondo Monetario internacional las recortó de 3.3% a 2.8% y la OCDE de 3.1% a 2.9%. Sin contar la crisis financiera del 2008 y la pandemia, el crecimiento económico mundial había sido de un 3.7% anual entre 2000 y 2019.
Estos son los puntos en la agenda de la OCDE y Claudia Sheinbaum tiene la posibilidad de llegar a acuerdos estratégicos que apoyen el dinamismo económico y equilibren el conflicto comercial, migrante y de seguridad con Estados Unidos.