La reciente actuación del Tricolor en el inicio de la Copa Oro, en donde ganó, pero terminó siendo abucheado por el público asistente al estadio, no es más que el claro reflejo de lo que vive el futbol mexicano en toda su estructura. Qué tristeza de equipo, qué tristeza de jugadores, qué tristeza de técnico, qué tristeza de directivos. Sí, podríamos pasarnos poniendo adjetivos hirientes y despectivos para una Selección Mexicana, la más pobre de los últimos años, producto de un todo que marcha mal, que no tiene fondo.
Hoy me atrevo a decir que aunque no va a suceder, ya basta de directivos ineptos que no saben nada de futbol, títeres que sólo reciben órdenes, sinvergüenzas que mantienen hundido nuestro amado futbol; ya basta de un bombero de técnico que ya demostró en dos ocasiones que no puede con la Selección Nacional, que solamente está desaprovechando el tiempo para conformar un verdadero equipo. No señor Aguirre, éste no es el nivel de nuestro futbol; tenemos para mucho más que ganarle apuradamente a una pobre selección de República Dominicana.
Hoy las Selección no tiene rumbo y si de verdad queremos aspirar a la esperanza esa de cada 4 años, debemos exigir un verdadero cambio de estructura en nuestro futbol, porque no se trata de cambiar de técnico (aunque yo ya lo hubiera mandado a volar) o de jugadores solamente, se trata de hacer una limpia de nuestros desastrosos directivos impuesto por los dueños del balón en México, esos que no permiten el ascenso y el descenso, esos que tienen ahogado al jugador mexicano con tantos extranjeros, esos que permiten la multipropiedad, esos que ponderan lo económico sobre lo deportivo, esos hipócritas que declaran acuerdos por unanimidad siendo que no se soportan y se dan los más duros golpes por debajo de la mesa. Hoy la fiesta y el negocio está asegurado porque nos regalaron el boleto al mundial, pero qué daño tan grande nos estamos haciendo, olvidando la exigencia del resultado y el accionar con una eliminatoria, con nuestro famoso play inn, con cada vez tener menos jugadores en el extranjero y pagarles cada vez más en nuestro país; hoy estamos hechos TRIzas y difícilmente recuperaremos la memoria para enderezar el camino.
La Selección y el futbol mexicano está TRIstemente despedazado y no importa si le ganamos a la poderosa Surinam o a Costa Rica o incluso, levantar la misma Copa Oro, que es una mera obligación, porque las silbatinas y abucheos continuarán seguramente tras endebles actuaciones que sólo ocultan momentáneamente las miserias de nuestro mediocre futbol…