“Abrazos, no balazos”, dijeron. Y cumplieron… con los delincuentes.
Mientras los cárteles consolidaron su control territorial, el Estado les tendió la mano. ¿Resultado? Más de 199 mil homicidios dolosos durante el sexenio pasado, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (sin contar desaparecidos y cuerpos en fosas). Es el periodo más sangriento del México moderno. Pero eso sí: ni una guerra, porque aquí no hay balazos… sólo masacres.
Luego vino la joya de la autoalabanza: “Vamos a tener un sistema de salud como el de Dinamarca”.
Una burla. El Insabi fracasó, el IMSS-Bienestar va a medias y 55% de la población carece de acceso efectivo a la salud, según Coneval. Pero se receta optimismo en cápsulas.
Y la gasolina… ¿a 10 pesos? Fue solo una ilusión preelectoral de Andrés Manuel López Obrador. Hoy, el litro ronda los 24 pesos, y Pemex, lejos de ser rescatado, acumula pérdidas por más de 500 mil millones de pesos en lo que va del sexenio. Y la producción cayó de 1.9 millones de barriles diarios en 2018 a 1.5 millones en 2024. Ni más producción, ni menos precio. Pero sí más discursos.
¿Y la deuda pública? “No vamos a endeudar al país”, decían mientras firmaban más contratos. Hoy la deuda pública asciende a 17.9 billones de pesos, según la Secretaría de Hacienda. En 2018, era de 10.5 billones; es decir, aumentó casi 70%. Pero no se preocupen, nos juran que es “responsable”. Como si el SAT aceptara promesas en vez de pagos.
Y ahora, el broche de oro: legalizar la invasión de viviendas. El Infonavit ofrece a los paracaidistas la posibilidad de “comprar” las casas que ocuparon ilegalmente. Mientras tanto, trabajadores con 10, 15 o 20 años cotizando siguen sin acceder a un crédito.
Este gobierno prometió cambiar la historia, y lo logró… pero por acumulación de disparates. Sus logros son de ficción, sus cifras están maquilladas y su política social parece escrita por Kafka. Eso sí, el relato sigue: abrazamos criminales, soñamos con Dinamarca, subsidiamos la gasolina más cara y premiamos a quien invade.
En 2024 nos dijeron que la gente decidiría si continuar o corregir. Y eligieron seguir. Entonces que no sorprenda si lo que sigue es otra ronda de abrazos, otra deuda histórica y más cuentos con final amargo.