Gabriel Milito inició en el primer torneo con Chivas y arrancó con el pie derecho; regresó un poco de lo mucho que ha perdido el Guadalajara a lo largo de los últimos años, algo que no se le veía desde Veljko Paunovic, cuando alcanzaron esa final ante los Tigres, que después terminaron perdiendo.
¿Qué es ese algo que perdió? Identidad, garra, lucha, entrega, pasión por los colores. Hoy por lo menos, desde acá, parece que Chivas tiene nuevamente jugadores que corren, jugadores que se entregan, jugadores que se matan por defender la casaca rojiblanca. Guadalajara ganó un torneo amistoso, ganó un cuadrangular de pretemporada, pero antes ni eso se ganaban ya.
Estas Chivas de Milito parece que quieren emular lo hecho por Matías Almeyda, ese equipo que tenía amor por sí mismo, ese grupo que era una familia. Hoy Milito, parece que lo tiene. Es cierto, tiene ausencias también. Tres en la Selección Mayor y dos que regresaron del Maurice Revello y que para este nuevo cuadrangular que van a tener en Zacatecas, ya podrá contar con los juveniles Hugo Camberos y Yael Padilla.
Más allá de esos, no pinta que lleguen refuerzos para el Guadalajara.
Por lo pronto, Javier Hernández, fiel a su costumbre, ha decretado las cosas, ha empezado a mover sus energías, esas de las que tanto habla y que tanto le gustan. “No voy a levantar esta copa en Morelos. Yo voy a levantar en diciembre la LigaMX” y dejó así que Alan Mozo levantara esta primera “copita”, pues el “Chícharo” quiere a lo grande decirle adiós a su amado Rebaño.