Desde el 20 de enero pasado que Donald Trump llegó a la Casa Blanca ha mantenido un discurso, que en ocasiones lo ha llevado a la práctica, para presionar y violentar al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo con la finalidad de obtener mayores beneficios de la relación bilateral. Sea de manera directa o enviando a sus testaferros como la secretaria de Seguridad, Kristi Noem; el secretario de Estado, Marco Rubio; la fiscal general, Pam Bondi; el zar de la frontera, Tom Homan o al embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, no pasa un día sin que la Casa Blanca lleve a cabo un golpeteo político sobre el gobierno de la 4T.