Clima
25ºC
1 julio 2025
Laura Castro Golarte
Laura Castro Golarte
"Laura Castro Golarte es periodista independiente y activa desde hace más de 40 años; politóloga y doctora en Historia Iberoamericana por la Universidad de Guadalajara. Es autora de varios libros. "

Sin pausa ni tregua

30 junio 2025
|
05:00
Actualizada
22:25

Encontré un texto del Gobierno de México fechado en 2016 donde se afirma que la relación México-EUA es (sic) “regida por el principio de responsabilidad compartida. Además de los lazos comerciales y culturales, hoy la agenda prioriza temas de educación, innovación e igualdad de género”.

Sigue un largo bla bla bla que, por supuesto, es eso, palabras, aspiraciones, un catálogo de ¿buenas, abiertas, claras, recíprocas? intenciones que, bueno, al cambiar de régimen aquí y allá, se fueron con el viento.

Hay antecedentes y una historia compartida nada tersa, nada fácil, complicada siempre y, por lo general, de aquel lado con propósitos abusivos, gandallas y convenencieros; y de este, con posturas firmes y notables ante los sucesivos intentos de avasallamiento (léase Guadalupe Victoria, Venustiano Carranza y Lázaro Cárdenas, entre los principales), pero también debilidades, colaboracionismo, entreguismo y claudicación (Santa Anna, Porfirio Díaz –con todo y la frase famosa de la cercanía y la lejanía– varios durante el mal llamado “milagro mexicano” y los del neoliberalismo que tenemos aún en la memoria).

Se destaca la relación del “buen vecino” promovida por Teodoro Roosevelt y está bien, digamos que fue una tregua conveniente para ambas naciones que, lamentablemente, no tuvo continuidad. Con frecuencia analistas afirman que si gana un demócrata la presidencia “nos va mejor” y si es republicano, como sucede ahora “no tanto”.

Lo cierto es que, independientemente de que gane un demócrata o un republicano, la percepción que los gobiernos de Estados Unidos tienen con respecto a México es de menosprecio, desdén, abuso siempre que se pueda, persecución, imposiciones, relaciones ventajosas y mezquindad, porque si no les conviene, entonces no hay iniciativas ni propósitos ni intenciones (¡qué va!) de buen vecino. Digo, celebramos en su momento la gestión de Bill Clinton cuando los errores de diciembre de Ernesto Zedillo y su antecesor Carlos Salinas, pero era pura conveniencia. Y así.

El hecho más abusivo del que fuimos víctimas, aunque se menciona poco porque sí, duele, siempre duele, fue la manipulación y asalto para despojarnos de más de la mitad de nuestro territorio. Los afanes expansionistas de la Unión Americana, desde su independencia en 1776 no cejaron, fueron constantes y con una persistencia impresionante gobierno tras gobierno.
Antes de nuestra independencia se enfrascaron en disputas con España por Texas, la Luisiana y la Florida y, finalmente, Estados Unidos se quedó con los dos primeros y, al cabo de los años, no sólo con Texas, sino con las extensiones que quiso comprar cuando México se estrenaba como país.

James Polk, el presidente de los vecinos del norte entre 1845 y 1849, se declaró expansionista a costa de lo que fuera. Él tenía que conseguir más territorio y no le importaba no contender para un segundo periodo, digamos que “sacrificó” sus aspiraciones en aras de consumar el robo de más de dos millones de kilómetros cuadrados. El espacio que hoy ocupan los estados de California, Nevada, Arizona, Nuevo México, Utah y algunas partes de Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma. En aquellos tiempos se identificaban como la Alta California y Santa Fe de Nuevo México.

Y si bien Texas es otra historia, la guerra con ese estado y su independencia primero y luego su anexión, fueron el pretexto ideal para que Polk manipulara los acuerdos, enviara tropas en busca de apoyo del Congreso para una incursión expansionista, claro, y lo logró en el terreno que pertenecía a México entre el río Bravo y el río Nueces con un nivel de marrullería que les conocemos y siguen repitiendo siempre que se ofrece.

Recordemos la frase “sangre estadounidense ha sido derramada en suelo estadounidense” y se desató la guerra contra un país cuyo nacimiento como tal había sido precario, que estaba en bancarrota porque así lo dejó la corona española para sufragar sus sucesivas guerras, que se endeudó mucho y muy pronto y que no lograba dirimir las diferencias entre las élites políticas y económicas ya de mexicanos, más pobreza, más desigualdad, más enfermedades, más conflictos internos. Sin embargo, tanto Estados Unidos como potencias europeas estaban bien al tanto y a la caza de las riquezas que sabían que teníamos (y tenemos).

El 2 de febrero de 1848 se firmó el atraco en el Tratado Guadalupe-Hidalgo y todo parece indicar, con base en documentos y archivos de la época, que si no se hacía de esa manera entonces habríamos dejado de existir como nación.

A 177 años de distancia, los sucesos han sido más desventajosos y negativos para México que no, estamos hablando de la pérdida de la Mesilla, de las invasiones cuando la revolución, de las amenazas cuando la expropiación petrolera y así. Con todo, y como el tramo del “buen vecino”, ha habido momentos de pausas y treguas, por así decirlo, que han permitido que podamos mantener nuestra independencia y seguir nuestro camino más o menos, porque la relación es para siempre dada la vecindad, imbricada y siempre con desafíos como lo que nos está tocando vivir ahora con amenazas tras amenazas y posturas muy desafortunadas no sólo del presidente Donald Trump, sino de otros funcionarios, groseras, injustas, caprichosas, incongruentes, contradictorias, ofensivas.

Todo esto, primero, para tener en la memoria más o menos cómo ha sido esta relación (hay historiadores especializados y estudios abundantes sobre las relaciones entre México y Estados Unidos desde todos los ámbitos, temporalidades y perspectivas) y, segundo, para referir las barbaridades y la ignorancia supina que no les importa dejar en evidencia a funcionarios como la fiscal Pam Bondi que identifica a México como un país adversario. Vaya que tenemos elementos para decir que es al revés. El tráfico y venta de drogas en Estados Unidos es resultado de una demanda que no se deciden a atajar, permiten que su ciudadanía, sus niños y sus jóvenes se envenenen sin que muevan un dedo para controlar y detener el tráfico de armas (que para ellos es legal y cuantioso, claro; como lo que venden para las guerras y para armar a la OTAN) y mucho menos a los cárteles que operan en su territorio y son liderados por gente estadounidense.

Declaraciones como esta, cuando se está tratando de construir una relación con una postura firme, digna, sin claudicar, sin entreguismos, con colaboración y sin subordinación; con la voluntad de resolver tantos asuntos que compartimos y que están pendientes sin imposiciones y sin agachar la cabeza, porque no somos piñata de nadie, son destructivas, perjudiciales y hasta enfermas porque no reconocen, evidentemente, lo que son sus propias omisiones y deficiencias.

Estamos en un periodo en el que, si Trump se calla, otros, otras salen a agredir. No ha habido pausas ni tregua en el tono ni en las amenazas en este nuevo inicio de administración, una de las peores para los estadounidenses, para el mundo y para México, en esta histórica y eterna relación.

*Las opiniones y contenidos en este texto son responsabilidad total del autor y no de este medio de comunicación.
Logo Quiero Tv
Canal de televisión que trasmite contenidos de noticias, deportes y entretenimiento por sistemas de paga desde 1994 y ahora por señal abierta en el canal 10.1 para el Área Metropolitana de Guadalajara.
Redireccion a facebook Quiero Tv
Redireccion a X Quiero Tv
Redireccion a instagram Quiero Tv
Redireccion a youtube Quiero Tv