Uno de los hombres más sorprendentes, creativos y exitosos de este siglo (y de muchos siglos más), Elon Musk, ha lanzado un nuevo reto en la ruta de su confrontación con el presidente Donald Trump: crear un nuevo partido político en los Estados Unidos para competir por el poder y derrotar no a Trump, sino a la élite de poder que ha llegado con él a Washington.
Donald Trump, fiel a su discurso, consideró “ridículo” el anuncio de Elon Musk, hasta hace unas semanas uno de sus aliados más poderosos.
Pero en su fuero interno sabe que si hay un personaje que pueda emprender un reto de ese tamaño y tener posibilidades de éxito, es Musk, que fue su principal donador interno durante la campaña presidencial.
Más allá de la historia rocambolesca entre los dos personajes que rebasan todos los márgenes de normalidad, es interesante observar la posibilidad: ¿es posible un tercer partido político en Estados Unidos?
De entrada, prácticamente durante toda la historia reciente de Estados Unidos ha habido otros partidos políticos, pero su existencia ha pasado inadvertida en el mundo y para la mayoría de los estadounidenses.
En todas las elecciones estadounidenses se presentan candidatos y candidatas no postulados por los tradicionales partidos Demócrata y Republicano. Algunos, evidentemente una minoría, han conseguido ganar elecciones en espacios locales, pero han desaparecido con el tiempo.
El caso más sonado de un personaje que luchó por el poder sin ser postulado por republicanos o demócratas fue el empresario Ross Perot, tan excéntrico como Musk y Trump.
Multimillonario y enfadado –como muchos en su tiempo– con los proyectos de gobierno de republicanos y demócratas, se postuló como candidato presidencial independiente en 1992 y meses antes de las elecciones tenía 39% de las preferencias. Se retiró repentinamente de la carrera electoral y en las últimas semanas regresó. En la elección, obtuvo el 19% de los votos, una cifra considerable que sin embargo, no determinó ningún cambio.
Perot fundó después el Partido Reformista pero no tuvo éxito. Las causas que lo habían llevado a la ola de la popularidad se evaporaron con el tiempo.
¿Qué es diferente en esta ocasión?
El análisis puede ser complejo y profundo, pero los elementos más evidentes e inmediatos son los siguientes:
Estados Unidos vive una auténtica crisis para la que no han tenido respuesta ni republicanos ni demócratas. Una señal clara de que el Partido Republicano no está representado en la administración Trump, es que se generó una gran división en la aprobación del proyecto fiscal.
El movimiento “trumpista” representa la parte más radical del movimiento republicano. Ningún partido político que pretenda tener éxito en el tiempo, puede entregarle el control a los movimientos extremistas.
El Partido Democrática ha quedado congelado. Se menciona que está atrapado entre dos liderazgos: los Clinton y los Obama. No ha tenido capacidad de renovación.
Elon Musk y el Partido de América pueden ser, con una estrategia de largo aliento y el uso de los recursos tecnológicos que posee Musk, además de una propuesta estructurada que responda a las urgencias sociales y ofrezca resultados, sería la respuesta para los millones de estadounidenses que no se reflejan en el gobierno radical de Trump.
Es cuestión de esperar unas semanas y observar el proceso.