La importancia de los melodramas para la comunidad latina ha generado desde sus inicios un gran impacto dentro del contexto sociocultural, desde el cómo se es percibido nuestro entorno y sobre todo, las problemáticas y ejes centrales de algunos proyectos que llegan a conquistar corazones, no sólo en el entretenimiento, sino en la memoria colectiva.
Historias que se han convertido en leyendas como “Las tres Marías” de la propia Thalía, “Mirada de mujer”, “Café con aroma de mujer”, entre otras tantas que acompañaron a millones de personas durante sus tardes, reuniendo a familias y disfrutando de las narrativas día tras día.
La historia melodramática que caracteriza a los latinos, gracias a la pasión puesta dentro de la narrativa, nos ha de identificar por siempre.
Desde el papel principal de la mujer joven y hermosa, quien casi siempre busca luchar por sus sueños o encontrar al amor de su vida, o puede ser aquella “María la del barrio”, aquella mujer pobre que encuentra a la familia millonaria, y así sucesivamente.
Las telenovelas pueden desenlazar esos temas que mantienen obstáculos para el protagonista, que finalmente encuentra la felicidad, y casi siempre eliminan al villano de la historia.
Las telenovelas son más que un producto audiovisual. Traen consigo cultura y esa visión y aspiración para el público, casi como si de un cuento de princesas se tratara, y la vida misma se viera retratada en esos infortunios ficticios vueltos realidad.
Los melodramas son más que productos de entretenimiento ya que si lo analizamos, estos plantan su semilla en la sociedad al promover estereotipos de género, influir en la moral y valores, y poner sobre la mesa temas de discusión, siendo también varias las telenovelas que han tenido que readaptarse para caber en la actualidad.
Exitosos productos cargados de drama o aquellas historias como “Los ricos también lloran” o “Cuna de lobos”, que nos dieron a los villanos más emblemáticos de la televisión hispanohablante, consiguiendo que algunas de estas telenovelas cruzaran fronteras e incluso alentaran a personas del otro lado del mundo a hablar español.
¿Quién no vio una telenovela en su vida? Si lo afirma, está mintiendo y sí, los mexicanos y latinoamericanos en general, hemos de permanecer siempre a punto del drama, creciendo con aquellas historias ficticias, esperando encontrar a nuestra familia millonaria o aquel galán que nos dé la felicidad máxima. Los melodramas sí son entretenimiento, pero también son un consuelo para quienes los consumen, y aunque hayan pasado los años y aquellas primeras actrices que se robaban la pantalla chica hayan quedado atrás, siempre habrá algo de drama en nuestros corazones.