Chivas ilusionó a todos con una pretemporada de ensueño. Y por todos, me refiero en primer lugar a la afición. A los más de 40 millones de chivahermanos que siguen al equipo a todos lados. Pero, junto a ellos, a la directiva, al staff, al cuerpo técnico. Al final los jugadores quizá también se la creyeron y a la hora de la verdad los regresaron a la realidad.
Impotencia y seguro malestar es lo que deben sentir en el cuerpo técnico del Guadalajara, donde una vez más la falta de contundencia fue el tema del encuentro ante León. Chivas dominó el encuentro, pero no la supo meter.
El arbitraje también, quizá, fue factor. Sobre el penal, creo yo, no hay dudas. Sin embargo, también hay jugadas muy claras que no fueron marcadas por el central, por ejemplo el contacto en la cara de Castillo; el empellón a Camberos en el área que no marcaron como penal. En fin, sería ridículo escudarse en los errores arbitrales pero también se deben señalar.
Lo que es un hecho y que también se tiene que decir, es que Gabriel Milito decidió mover la base que tuvo en pretemporada. Richard Ledesma no había jugado por la pradera derecha como titular y Cade Cowell tampoco era un recurrente en el planteamiento inicial. ¿Por qué se decidió por hacer estas modificaciones? Es una pregunta con la que nos quedaremos en el tintero, pues no hay conferencias de prensa y cuando las hay, no dejan cuestionar.
Esperemos que en este primer partido en casa, que se viene el sábado, las cosas sean diferentes para el Rebaño Sagrado, porque si no, la presión en el plantel, directivas y cuerpo técnico, empezará a incrementarse, sobre todo por las ilusiones que generaron y que al final, resultaron ser un castillo de vagas ilusiones.