claudiclaudia saEn las últimas décadas, la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) ha buscado regular el tránsito de vehículos de carga pesada para mejorar la movilidad en sus calles más importantes. Se han implementado medidas como el macrolibramiento, restricción de horarios y cambios en los centros logísticos, pero la solución definitiva sigue pendiente.
Aunque el transporte de carga es esencial para la economía local, también plantea serios retos para la vida cotidiana de quienes habitan la ciudad. Hoy en día, los camiones de carga ya no transitan únicamente por zonas industriales o despobladas. Ahora circulan por calles rodeadas de viviendas, escuelas, hospitales y comercios. Avenidas como López Mateos, Periférico, 8 de Julio, Juan de la Barrera y las salidas a Chapala y Nogales son utilizadas diariamente por muchas personas. Esto provoca niveles de ruido que superan los 70 decibeles y afectan la salud física y mental de la población.
La presencia constante de tráileres también genera vibraciones, contaminación y un sentimiento de inseguridad tanto para peatones como para automovilistas y ciclistas. Desde el punto de vista de las y los operadores, la tarea tampoco es sencilla. Por ejemplo, José Luis, operador con 30 años de experiencia, recuerda que antes podía cruzar la ciudad en una hora; ahora ese mismo trayecto puede tomar hasta cinco horas por el tráfico, obras y restricciones. El desgaste físico y mental que enfrentan quienes manejan estos vehículos es considerable.
La propuesta de la Ley General de Coordinación Metropolitana, impulsada desde la Cámara de Diputados, busca incidir tanto en la planeación urbana como en las condiciones laborales del sector transporte. Las y los operadores trabajan jornadas largas y, muchas veces, no cuentan con lugares seguros ni dignos para descansar o alimentarse. Mejorar la calidad de vida de quienes permiten el funcionamiento cotidiano de la ciudad es fundamental para lograr urbes más justas y funcionales.
Según datos del sector logístico, más de 69,000 vehículos de carga circulan diariamente por la ZMG. Aunque representan menos del 5% del total de vehículos, su impacto es significativo al mover servicios y productos clave para la economía. Sin embargo, enfrentan problemas de inseguridad, especialmente robos de mercancía en municipios como Tlaquepaque, Zapopan y Guadalajara. Esta ley puede marcar una diferencia real, no solo acelerando el tránsito de los camiones, sino también promoviendo la coordinación entre municipios para lograr una ciudad más eficiente.
La participación de organizaciones como CANACAR resulta clave, pues pueden aportar diagnósticos y estrategias útiles para que la ley tenga impacto en la toma de decisiones públicas.
¿Qué cambios podemos esperar con esta ley?
Definir rutas y horarios de forma conjunta: La ley permitiría a los municipios acordar rutas preferentes y horarios que eviten saturar avenidas en horas pico, mejorando así la movilidad general.
Más seguridad y salud: Una estrategia coordinada impulsaría patrullajes, zonas seguras para descanso, tecnología para rastreo y reducción de emisiones contaminantes y ruido, lo que beneficiaría la salud de la población.
Infraestructura metropolitana: Se podrían ubicar centros logísticos en puntos estratégicos y fomentar el uso de trenes de carga o unidades eléctricas, optimizando la infraestructura y evitando inversiones duplicadas.
Presupuestos y emergencias coordinadas: Compartir recursos entre municipios facilitaría inversiones en pavimentación, señalización y protección ambiental, además de permitir la creación de planes de emergencia ante inundaciones o sismos. El crecimiento del sector de entregas a domicilio, a través de plataformas digitales, también requiere atención. Aunque emplean vehículos más pequeños, la cantidad de unidades en circulación genera congestión, ocupa espacio público y afecta la infraestructura urbana.
Estos nuevos actores deben ser considerados en la planeación y regulación para lograr ciudades más ordenadas, y esta propuesta legislativa entra en esta propuesta legislativa que llevaremos al congreso federal en septiembre.
El desorden no es inevitable. La ciudad debe pensarse como un todo y no como partes aisladas, buscando siempre la calidad de vida para todas las personas.
Ordenar el transporte de carga no es solo un tema técnico; es apostar por ciudades más saludables, humanas y habitables. Así como el caos es resultado de acciones colectivas, la solución también puede lograrse de manera conjunta, y esta ley puede ser el primer gran paso para conseguirlo.