Manuel Baeza

Dos ausencias sospechosas y una asistencia conveniente. 
El escenario fue el Consejo Nacional de Morena en la Ciudad de México, realizado el domingo pasado. Las ausencias sospechosas fueron las de Ricardo Monreal y Andrés Manuel López Beltrán. La asistencia conveniente resultó ser la de Adán Augusto López. 
Comencemos con lo sospechoso.
Mientras la cúpula partidista del Movimiento de Regeneración Nacional dialogaba y debatía en la capital del país, el secretario de Organización del partido de la 4T, Andrés Manuel López Beltrán, estaba de paseo en Japón, o en ruta hacia el país del Sol Naciente. 
Entiendo que un viaje al otro lado del mundo requiere de anticipación para la compra de boletos y renta de hoteles, pero una reunión nacional partidista también se planea con anticipación. Y si alguien es el secretario de Organización del partido, como es el caso de Andrés Manuel hijo, me parece increíble que se hubieran superpuesto viaje y asamblea sin que se diera cuenta.
El caso de Ricardo Monreal es similar. El diputado federal se encuentra en España junto con su esposa, aprovechando el receso de la actual Legislatura, según dijo este martes, y por eso no asistió a la reunión. Pero también me parece dudoso que un hombre de su experiencia y con un cargo tan importante para su partido no hubiera sabido de la asamblea, y en consecuencia concertado ajustes a su viaje para evitar el aparente desdén por el encuentro partidista.
Queda claro que López Beltrán y Monreal decidieron no asistir al Consejo para evitar un abucheo, rechifla, o un posible menosprecio por parte de la dirigencia, como sentarlos a la orilla del templete, o al extremo más alejado de la foto. Porque también está claro que no son los morenistas del momento.
Quien seguro no quería asistir, pero se vio obligado a ello, es Adán Augusto López. 
Esa es la asistencia conveniente. Después de la terrible semana que había vivido, su ausencia a la asamblea hubiera sido interpretada como que estaba fuera del movimiento de la 4T, y eso para nada la convenía. 
Así que, interpreto, el exgobernador de Tabasco y exsecretario de Gobernación tragó sapos y tuvo que poner su cara en el encuentro, aunque hay que reconocer que era una cara feliz o tranquila.
Ir a la asamblea ayudó a quitarle presión a la presidenta Claudia Sheinbaum, quien un día sí y otro también debe decir en la conferencia mañanera que nada hay en contra de López, quien está metido en problemas serios por haber nombrado al frente de la seguridad de Tabasco a un hombre hoy prófugo por estar acusado de pertenecer al crimen organizado. 
Así es la política.

Dos ausencias sospechosas

El pasado miércoles 2 de julio, el gobierno de Guadalajara dio a conocer que la presidenta municipal de Guadalajara anunciaba obras de remozamiento del Centro Histórico tapatío. 
En el comunicado oficial del anuncio, de 765 palabras, hubo dos cambios imperceptibles para muchos en la redacción que, sin embargo, dejan ver que la estrategia de comunicación de la alcaldesa cambió.
Uno de esos dos detalles es que se eliminó la muletilla utilizada hasta el momento para mencionar a Verónica Delgadillo como “la primera presidenta de Guadalajara”. Ahora es únicamente “la presidenta de Guadalajara”. 
El segundo y más importante es que en la comunicación oficial el nombre de Verónica Delgadillo se acortó a simplemente Vero Delgadillo. Casi lo mismo, pero no es igual.
Vero, como se usa su nombre ahora, trabaja junto con sus asesores y su equipo de comunicación una nueva estrategia de marca con dos motivos: establecer una imagen de más cercanía con los ciudadanos, y generar también un nombre corto para la campaña electoral de 2027 con miras a la reelección en el cargo o, si las circunstancias lo requieren, ir por un cargo de elección popular diferente. 
Expertos en campañas políticas coinciden en que utilizar un nombre propio es conveniente para una persona pública, pues resulta fácil de recordar y pronunciar, y permite usarlo como mejor alternativa para slogans de campaña.
Personas cercanas a la presidenta municipal reconocen el cambio en la estrategia de comunicación de Vero Delgadillo (nótese que ya usamos ese nombre corto), y aunque contemplan la posibilidad de una campaña electoral futura, centran la decisión en que la alcaldesa quiere una imagen más cercana a los ciudadanos, sobre todo ahora que impulsa los Martes Ciudadanos y otras acciones en las diferentes comunidades de la ciudad. 
Así que ahora Verónica es Vero. Ya solo falta hacer el cambio en sus redes sociales.

Hola Vero… adiós, Verónica

Es el enemigo número uno de los usuarios de las redes sociales, pero en la calle es popular. El segundo político de Morena con mejor opinión sobre su persona a escala nacional.
Me refiero a Gerardo Fernández Noroña, senador por la 4T, quien fue calificado como el segundo político del partido con más simpatía popular, según una encuesta publicada el lunes por el diario El Financiero. 
Solamente hay alguien por encima de Noroña. Es Omar García Harfuch, mexiquense con familia en Jalisco. El actual secretario federal de Seguridad Pública tiene según el estudio, una calificación de 51 por ciento ante la pregunta: ¿Cuál es su opinión acerca de…? 
Ese resultado me parece normal. García Harfuch se ha ganado reconocimiento por sus resultados contra el crimen, principalmente contra el huachicol.
Pero el segundo lugar, insisto, es Gerardo Fernández Noroña, uno de los políticos más controversiales en años recientes. La mitad exacta de los entrevistados (50 por ciento) dice tener una buena opinión sobre el senador morenista, apenas un punto por debajo de García Harfuch. Nada mal para un personaje de su tipo.
¿El tercer lugar? Marcelo Ebrard, con 49 por ciento de buena calificación. 
Me queda claro que a muchos no nos gusta el estilo de Gerardo Fernández Noroña, pero a la base popular sí le convencen sus dichos y su manera de actuar, y ese sector de la población tiene mucho peso a la hora de votar.
Que no nos sorprenda entonces que Noroña mantenga o incluso incremente sus acciones subversivas, contestatarias y muchas veces groseras. El político capitalino sabe que con su postura gana adeptos, y que eso le servirá para aspirar a la candidatura de su partido para la elección presidencial de 2030.
Tiene Gerardo Fernández Noroña la mitad del camino andado en materia de buena imagen. La duda es si podrá comenzar a conquistar parte de la otra mitad de la sociedad, aunque en este punto todo le suma. 
En Jalisco el senador no tiene mucha base, Su respaldo en la entidad viene (o venía) del Partido del Trabajo, partido con el que Noroña ya tuvo diferencias. También tiene algo de base entre jubilados y pensionados. 
¿Crecerá Gerardo Fernández Noroña políticamente rumbo a 2027? Me atrevo a pensar que sí. Y eso le mete calor a la incipiente carrera presidencial.

Noroña, un enemigo muy popular

Para reducir las inundaciones anuales en la Zona Metropolitana de Guadalajara sólo existen dos opciones. 
La primera, y más radical, consiste en convencer a miles de ciudadanos metropolitanos de la necesidad de demoler sus viviendas o negocios para reconstruir y mejorar los arroyos y canales naturales de la ciudad.
La valentía y sacrificio de esos miles de ciudadanos debería quedar representada para la posteridad por un enorme monumento que sería ejemplo para futuras generaciones. Dicho monumento, por cierto, lo podría realizar el afamado artista tapatío Jorge de la Peña, autor de La Estampida, escultura conocida popularmente como Los Caballos.
Y es que se necesitaría un monumento para todos aquellos que hoy viven (vivimos) sobre, o a la orilla, de algún antiguo cauce natural que corría libremente hacia las zonas bajas de Guadalajara, y que hoy está entubado y provocando que se saturen drenajes menores, por lo que una tormenta se convierte en un peligro cuando llueve.
El gesto ciudadano heroico permitiría revivir los arroyos El Chicalote, Arenal, Álamo, San Ramón, San Juan de Dios y Agua Blanca. También se podrían revivir cauces como Mezquitán, Belén, Mezquitán Country, Zoquipan y Barranca Ancha. La lista, aclaro, la tomé de un estudio del IIEG titulado “Cauces modificados en la Zona Metropolitana de Guadalajara que pueden originar peligro de inundación”. 
No son los arroyos y cauces de la lista, entiendo, los únicos flujos naturales hoy distorsionados. Los hay en todos y cada uno de los municipios metropolitanos, y están perfectamente identificados por los expertos.
El gasto multimillonario para derruir y reencausar casas y negocios podría compararse con el que significaría crear una red de drenajes profundos por toda la ciudad. La ventaja de mi propuesta es que la Zona Metropolitana de Guadalajara luciría más ecológica y pintoresca, y sería un ejemplo mundial de urbanismo. Y no habría tantas inundaciones, claro. La solución está planteada. Basta que las autoridades se decidan a ponerla en marcha. 
¿Qué cuál es la otra opción? 
Resignarnos a sufrir cada año por las lluvias. Ni modo.

Dos opciones contras las inundaciones

Apenas han pasado seis meses de la actual administración municipal en Zapopan y ya hay quienes aseguran tener en la bolsa la candidatura de Movimiento Ciudadano para las elecciones… ¡de 2027! 
Si se da usted una vuelta por las oficinas del Congreso del Estado seguramente escuchará versiones de que una encumbrada legisladora naranja ya tacha en su calendario los días que faltan para aparecer en la boleta de unas elecciones que ni siquiera se han convocado.
La política suele jugar malas pasado o confundir a los políticos, especialmente a legisladores y miembros del gabinete estatal que escuchan voces en los pasillos emecistas. O tal vez alguien anda vendiendo la idea de tener en su bolsillo el sí definitivo a la hora de asignar candidaturas. La cosa es que no se deben adelantar vísperas de algo lejano, por un lado; y por el otro lado, la representación de MC en la Villa Maicera se decidirá en Jalisco, concretamente en Zapopan. 
El asunto se debe entender con lógica local.
Si hay personas que tienen posibilidad de contender en serio por una eventual candidatura, éstas se encuentran hoy dentro de la estructura de la actual administración municipal que preside Juan José Frangie, quien por cierto no puede repetir en el cargo, pero hablan de que seguirá los pasos del gobernador, es decir, de brincar de Zapopan a Guadalajara, pero por lo pronto la idea es que estará dentro del gabinete de Pablo Lemus una vez terminado su actual trienio.
Quienes conocen del tema pueden recitar una lista de regidoras y regidores con méritos para ser candidatos. También de funcionarios de primer nivel en Zapopan que han hecho trabajo directo con la comunidad del municipio. 
Ahora que si se quiere buscar candidato en el Congreso local, pues basta con voltear hacia la oficina de José Luis Tostado, quien en su currículo tiene el haber sido (en ese orden) síndico municipal de Zapopan, presidente municipal interino y secretario general del Ayuntamiento de Zapopan.
La lista es amplia y seguramente todos los que aparecen en ella tienen méritos (unos más, otros menos) para ser candidatos a la presidencia municipal, pero no es lo mismo divulgar que se convertirá uno en candidata o candidato, que lograrlo. Para ello hay que tener en cuenta algo muy importante: quienes llevan mano en la eventual designación, por obvias razones, son Juan José Frangie y Pablo Lemus. No en balde han ganado cuatro elecciones municipales consecutivas.

Adelantadas y adelantados en Zapopan

No es una cuestión de clasismo, sino de practicidad y algo de estilo. 
Me refiero al viaje que hizo la presidenta Claudia Sheinbaum a Canadá para participar en la reunión del Grupo de los 7. 
Sheinbaum Pardo viajó al país de la hoja de maple en un vuelo comercial, lo cual no tendría nada de malo, salvo un detalle: es la presidenta de México y su presencia en Canadá era un asunto oficial, no personal.
La señora Sheinbaum, al parecer como cualquier ciudadano, viajó al aeropuerto capitalino con tres horas de anticipación. Documentó sus maletas. Pasó por la inspección rumbo a las salas de abordar, y esperó con paciencia a que le asignaran puerta a su vuelo. 
Eso debió tomarle tres horas sin contar el traslado de Palacio Nacional al aeropuerto de la CDMX. Luego el largo viaje a Vancouver, y de allí otro vuelo rumbo a Calgary. Al final le habrá tomado al menos doce horas llegar a la reunión. La mitad de un día por lo menos. 
Hasta allí todo bien, pero…
¿Qué hubiera pasado si en la Ciudad de México ocurriera un fuerte sismo mientras viajaba? Seguramente tendría que esperar hasta su destino más inmediato para regresar. Y lo haría en un avión comercial, o en el avión militar que también viajó a Canadá.
¿Qué hubiera pasado si ocurriera alguna catástrofe ambiental en Poza Rica? ¿O si un huracán golpeara Acapulco otra vez de manera sorpresiva? ¿O la mitad de su gabinete hubiera renunciado mientras viajaba? La presidenta no tendría en ese momento la capacidad de pedirle al piloto de un avión comercial que iniciara de inmediato el regreso a México. O a Poza Rica. O hacia Acapulco.
Son escenarios poco probables, pero pudieran ocurrir. Y la presidenta estaría atada de manos a la agenda de un avión comercial. 
Entiendo que Sheinbaum no sale del país cada jueves y domingo. Pero cuando salga al extranjero debe hacerlo en un avión oficial o en una aeronave privada. 
Porque no es una cuestión de clasismo. Es una cuestión práctica. Y de seguridad para los mexicanos.

El viaje de Sheinbaum

Caímos en la trampa.
Sí: los latinos del área de Los Ángeles, y muchos mexicanos de este lado de la frontera, nos fuimos con la finta y terminamos condenando de manera enérgica y hasta patriotera las detenciones de migrantes hispanos en el corazón de California.
El problema es que el entusiasmo y la demanda enérgica terminó en violencia en las calles angelinas, con tres días de disturbios severos y la intervención policial de miles de policías y hasta soldados para controlar el desaguisado. 
Y caímos en la trampa. Eso era justo lo que quería Donald Trump. El mandatario organizó las detenciones de migrantes justo donde más duele a la comunidad hispana, y lo quejosos picaron (¿picamos?) el anzuelo saliendo a las calles para protestar.
Las protestas eran justas y previsibles, pero bastó que uno o dos encapuchados (vaya Usted a saber quiénes eran) comenzaran a apedrear y quemar patrullas, para que la multitud siguiera el ejemplo y cometieran un terrible error político.
Hoy los latinos perdieron décadas de lucha que les llevó a demostrar que son parte fundamental de la comunidad donde viven. Las fotos de las protestas violentas recorrieron noticieros de televisión y portadas de periódicos, derrumbando el prestigio de mexicanos y centroamericanos, y costará trabajo recuperar esa buena imagen.
Donald Trump quiere terminar con el dominio del Partido Demócrata en California, uno de los estados más ricos y liberales de la Unión Americana, y utilizó a los latinos para ello. El presidente no se tentará al corazón y mantendrá sus acciones migratorias y policiales para ir quebrando a los californianos.
La comunidad latina de California, los mexicanos en general, necesitan mucha cabeza fría para evitar la violencia. También necesitan organizarse una vez más para luchar por sus derechos.
Temo que los partidos políticos mexicanos hayan cooptado a los líderes latinos para usarlos únicamente como generadores de votos. Los nuestros allá deben trabajar no pensando en partidos, sino en su propia causa. 
Hoy, sin embargo, caímos en la trampa. Ojalá pronto se resuelva todo.

California: caímos en la trampa

El Partido Acción Nacional comenzó 2025 con un propósito clave para su existencia: mantener su posición como segunda fuerza electoral a escala nacional, y recuperar municipios importantes en 2027. 
La preocupación de los blanquiazules es que el partido Movimiento Ciudadano comienza a pisarle los talones, desplazando ya al PRI, con el que está en un empate técnico a la hora de medir las preferencias electorales en todo el país.
En la estrategia de los panistas, entre otras cosas, está el enfocar sus esfuerzos de promoción en cien municipios del país. La idea es conseguir votos urbanos suficientes para crecer y mantenerse como la segunda fuerza política en San Lázaro.
Actualmente, la Cámara de Diputados tiene 50.6 por ciento de legisladores morenistas; 14.2 por ciento de panistas; 12.4 por ciento de militantes del PVEM; 9.8 por ciento del PT; 7.4 por ciento de priístas; 5.4 por ciento de emecistas; y un diputado independiente.
Conocer la lista de los cien municipios que interesan al PAN es sencillo: hay 31 estados sin contar la Ciudad de México. La capital de cada uno es uno de los objetivos. En la Ciudad de México hay 16 alcaldías, todas importantes por el número de población. Pero no todo se limita a una ciudad por entidad, pues hay una gran cantidad de zonas metropolitanas y conurbadas, además de ciudades medias y grandes que no sean capital.
En Jalisco, por ejemplo, se pidió a los blanquiazules poner sus ojos en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Concretamente, en cinco municipios: Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá y Tlajomulco.
La instrucción es trabajar mucho, pero enfocarse principalmente en ganar la mayor parte de distritos metropolitanos en la elección federal. Hoy el PAN Jalisco tiene seis diputados federales, cuatro de ellos por distrito; pocos para un partido acostumbrado a bancadas federales más amplias.
La duda es a quién le quiere quitar el PAN las diputaciones. ¿A Morena, que tiene doce por distrito? ¿Al único distrito que ganó Movimiento Ciudadano? 
Por lo pronto los panistas tienen trabajo por hacer. Y mucho.

Va el PAN Nacional por cien municipios

Una morenista busca la Presidencia Municipal de Guadalajara. 
Parece pronto, pero no lo es si se trata de la competencia interna. Y esa ya comenzó.
Quienes conocen de la vida interna de Morena en Jalisco comentan que la diputada federal Merilyn Gómez Pozos ya estableció una ruta de trabajo para convertirse en la abanderada de la 4T para la alcaldía de la capital del Estado.
Si usted le pregunta a Gómez Pozos si quiere ser candidata, responderá que sí, pero que por el momento está enfocada en su trabajo como diputada federal, especialmente porque es la presidenta de la Comisión de Presupuesto, uno de los cargos más importantes para alguien en San Lázaro.
Tiene razón la legisladora. Su trabajo en la comisión la mantiene en contacto constante con Palacio Nacional y la presidencia de su partido, y ha dado resultados para su causa. Eso, hay que decirlo, le ayuda, pues está en el tenor de la presidenta Claudia Sheinbaum. 
Pero como Merilyn Gómez Pozos sabe que la parte clave para una candidatura está en territorio tapatío, sus colaboradores más cercanos han comenzado a operar en los distritos locales para generar presencia y marca de la morenista en barrios y colonias de Guadalajara.
Por supuesto que la diputada federal no es la única con aspiraciones en Guadalajara. Mucho se ha mencionado, por ejemplo, que la alcaldesa de Tlaquepaque, Laura Imelda Pérez Segura, ha sondeado una eventual candidatura a la alcaldía tapatía, aunque hay quienes juran y perjuran que Morena permitirá la reelección de sus actuales presidentes y presidentas municipales, lo que pone en disyuntiva a la tlaquepaquense. 
También se habla de Mariana Fernández, de Itzul Barrera, e incluso de Érika Pérez, actual presidenta del partido en Jalisco. 
Al final, sin embargo, todo parece apuntar a que Morena tendrá a una mujer como su candidata a la alcaldía de Guadalajara. Parece pronto, pero no lo es.

Una morenista busca la presidencia de Guadalajara