En un ambiente festivo, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que otra vez, el gobierno mexicano consiguió de Donald Trump una nueva pausa para la aplicación de aranceles, esta vez de 90 días. En términos inmediatos, se alarga el período de incertidumbre hasta noviembre próximo, pero después del gozo inicial, la presidenta mexicana aclaró que la semana entrante se puede firmar un “acuerdo de seguridad” con el gobierno norteamericano.
Y aquí es donde conviene hacer pausa y revisar con detenimiento las afirmaciones presidenciales, porque en la llamada telefónica de 40 minutos con Donald Trump se abordaron muchas cosas más que la aplicación de aranceles.
De hecho, la misma Sheinbaum Pardo reconoció que en la llamada, junto al presidente de los Estados Unidos, estuvo el secretario de Estado, Marco Rubio, y asegura que ella misma le ofreció un acuerdo de seguridad que puede firmarse la semana próxima.
Anticipándose a los cuestionamientos, la presidenta mexicana asegura que el acuerdo bilateral “respeta la soberanía y el territorio”.
En otras palabras, anticipa que este acuerdo no permite la injerencia del gobierno norteamericano y tampoco autoriza la incursión de fuerzas militares estadounidenses en nuestro país para el combate al crimen organizado.
Pero no hay más detalles.
El tema económico en la relación con Estados Unidos importa principalmente a los mexicanos. Es la máxima preocupación.
Pero en el discurso de Donald Trump y su administración, el tema central es el combate al fentanilo y a los cárteles de la droga. Los mismos a los que clasifican como “terroristas”, los que han estado vigilando con drones y tecnología desde sus buques militares desde el Golfo de Cortés y desde el Golfo de México.
Y no se puede dejar de lado que con conocimiento o no, el presidente Trump ha mencionado en varias ocasiones organizar ataques con drones a los campamentos de los cárteles.
¿Qué contiene el acuerdo de seguridad que la presidenta anuncia como una oferta suya al gobierno estadounidense? ¿Se hará público si efectivamente lo aceptan Marco Rubio, primero, y Donald Trump después?
La administración Sheinbaum ha correspondido a todas las exigencias de Trump desde que tomó el cargo el pasado 20 de enero. Punto por punto, se ha respondido a las demandas del presidente norteamericano, en algunos con más éxito que en otros, pero nada ha sido ignorado.
Reflota otra vez la sospecha de que la administración Trump subirá la apuesta y pedirá que se reconozca no a los jefes del crimen, sino a los políticos mexicanos coludidos con la delincuencia organizada.