Para estrenar la semana, en la rueda de prensa mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, se confirmó que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), esa especie de “policía financiera” que tiene la Secretaría de Hacienda y por lo tanto, la presidencia de la república, cambia de titular. Ahora será Omar Reyes Colmenares.
Este nombramiento tiene una consecuencia directa: empoderar al secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch.
García Harfuch está llamado a ser el “hombre fuerte” del sexenio de la presidenta Sheinbaum. Y no es para menos, porque tiene la responsabilidad de combatir y derrotar a los cárteles del crimen organizado en todo el país, mientras el gobierno de Donald Trump presiona sin pausa para que se den resultados inmediatos, y sobre todo, que sean de su agrado.
García Harfuch llegó a la secretaría de Seguridad Ciudadana con apenas algunas atribuciones. Su antecesora en el cargo, Rosa Icela Rodríguez, había sido una figura decorativa en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador y al menos públicamente, sólo aparecía para leer las estadísticas de delitos y asesinatos que sucedían en México.
Pero con la llegada de Sheinbaum al poder, se han operado cambios paulatinos en los primeros 10 meses de la administración. Se le dotó de mayor presupuesto y se le autorizó legalmente a operar las labores de inteligencia; se elaboraron reformas que a la par que le dieron al Ejército el control de la Guardia Nacional, también le concedieron a él nuevas facultades.
Igualmente, en la práctica, es Omar García Harfuch quien se encarga de dirigir las operaciones contra el crimen organizado, ya sea la ubicación y destrucción de laboratorios clandestinos de droga, como los decomisos en tierra y mar; también es el rostro de las detenciones de los “generadores de violencia” en las entidades federativas con más crisis de violencia: Guanajuato, Guerrero, Michoacán y Sinaloa.
Y no debe olvidarse un detalle político: García Harfuch es el delfín todavía no reconocido de la presidenta Sheinbaum. Antes empujó para que fuera el gobernador de la Ciudad de México, pero sin éxito; ahora se construye un proyecto para hacerlo “candidateable” con miras a la elección presidencial de 2030. Y si tiene éxito en el combate a los cárteles y la pacificación del país, sus posibilidades aumentan.
¿Qué tiene que ver con esta línea de revisión el nombramiento del otro Omar (Reyes Colmenares) al frente de la UIF? La conclusión es relativamente simple: se trata de un integrante de su equipo. Reyes Colmenares ha crecido no sólo por sus cualidades personales, sino como sucede siempre en los equipos de gobierno, por la cercanía y la aprobación de quien ha sido su mentor, el secretario García Harfuch.
Reyes Colmenares ha aceptado las tareas asignadas por García Harfuch y tiene experiencia probada en tareas de inteligencia, en asuntos administrativos de centros penitenciarios (una de las áreas más difíciles de resolver en el complejo y corrupto sistema de la impartición de justicia) y también fue director de la Oficina Central de la Interpol en México.
Y tiene más cualidades: siempre ha trabajado en gobiernos de Morena, es conocido de la presidenta Sheinbaum y como ya se indicó, incondicional de García Harfuch.
Su perfil es el de un auténtico policía. Y tiene nada menos que a la UIF para probar su eficiencia.
Eso es lo que tiene en sus manos el secretario de Seguridad Ciudadana del gobierno de la república.