El hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador se dice perseguido por sus adversarios, después que se dio a conocer su viaje por Japón, en el que se hospedó en un hotel de lujo y visitó tiendas que también son evidentemente lujosas. Sin embargo, señala que los “hipócritas” conservadores incurrieron en odio, clasismo y calumnias para afectarlo políticamente.
Estamos hablando de Andrés Manuel López Beltrán, “Andy” para los amigos. Hoy es el secretario de Operación Política del Partido Morena, y se ausentó de la Convención Nacional del partido para irse de vacaciones. En esa convención se decidieron las reglas para elegir candidatos y candidatas con miras a elecciones en los estados y a la elección federal del año 2027.
No es lógico que quien tiene un cargo que ha prometido el registro de 10 millones de militantes, de repente se desaparezca y diga que necesita descansar después de “extenuantes jornadas de trabajo”.
No pequemos de ingenuos. “Andy” López Beltrán quiere ser candidato a la presidencia de la república, pero se está enfrentando nada menos que a Claudia Sheinbaum, y esa lucha no es sencilla.
El hijo del expresidente quiere argumentar ahora que en Morena siguen siendo diferentes, y culpa al “hampa del periodismo” de haberlo persiguiendo y de hacerlo ver mal. No es así. Las pruebas son incontestables y todo mundo sabe que la lucha intestina de Morena surge de Palacio Nacional.
Esta misma semana, Ricardo Monreal, el coordinador de los diputados de Morena en la Cámara Baja, confirmó que ya está en marcha una lucha interna por las candidaturas para las elecciones 2027 y advirtió que habrá una división interna. Como si fuera respuesta, aunque no la presentó así, la presidenta Claudia Sheinbaum en su rueda de prensa mañanera, pidió que haya unidad en Morena para no dividirse en la próxima elección.
“Andy” López Beltrán es una pieza clave en la lucha por el poder y en Morena.
En este partido político, el dominante, lo que pretenden es mantener el dominio del ejercicio del poder, de la economía y de la fuerza, no sólo en 2027, sino también en 2030. La cuestión ahora es si podrá más López Beltrán que Claudia Sheinbaum. Así de sencillo. Aunque digan que son diferentes.