La reforma electoral “comunistoide”

Dicen que ya no son comunistas, que ahora son humanistas, que todo esto es por el bien del pueblo. Pero uno ve lo que están haciendo y no puede evitar recordar esos manuales viejos, polvorientos y peligrosos que alguna vez guiaron a los regímenes más autoritarios del siglo XX.
Y es que la llamada reforma electoral que Morena quiere imponer no es una propuesta democrática, ni moderna, ni ciudadana. Es, sin rodeos, un intento más de controlar todo desde el poder. Una movida que huele a partido único, a eliminación de opositores, a concentración del poder en manos de unos cuantos iluminados.
En pocas palabras: una reforma electoral con ADN comunista .

¿Y quién encabeza esta genialidad? Pablo Gómez. El mismo que estuvo años en la Unidad de Inteligencia Financiera y no logró desmantelar ni una red de corrupción. Pero eso sí, trae la vieja escuela comunista bien tatuada: control del Estado, eliminación del disenso y una idea fija de que solo una verdad —la suya— debe prevalecer.

¿Y los demás miembros de la comisión? Viejos conocidos del radicalismo de izquierda, formados en la retórica de la lucha de clases, pero ahora con curul y sueldo público. Para ellos, la pluralidad es un estorbo. Los contrapesos, un obstáculo. Y la democracia, apenas un trámite… mientras ganen ellos.

Yo sé que ya se ha dicho muchas veces, pero la realidad cruda es que la reforma que proponen no es nueva. Es el mismo guion que aplicaron en Cuba, en Venezuela, en Nicaragua: primero debilitan al árbitro electoral (el INE); después eliminan la representación proporcional; más tarde reducen el número de partidos; y al final, solo queda uno. El de ellos. El de los comunistas vestidos de pseudo humanistas.

¿Suena exagerado? No lo es. Pregúntenles a los países que ya recorrieron ese camino. Todos empezaron igual: con reformas “necesarias”, promovidas por líderes “visionarios” y votadas por mayorías obedientes. Todos terminaron igual: con presos políticos, elecciones a modo y pueblos sin voz.

Además, en todos esos países, la oposición menospreció los actos que fueron cometiendo los “comunistoides” en la ruta. A los que hablaron fuerte los tacharon de locos, de amargados, de desmedidos y exagerados. Los empresarios, industriales, comerciantes, académicos y la clase media se “hicieron”… y luego pagaron las consecuencias.

En México, los partidos opositores, los medios críticos, las organizaciones ciudadanas ya están en la mira. Ya les llaman conservadores, enemigos del pueblo, corruptos. Es la misma fórmula, solo que con hashtags y mañaneras.
Desde el PAN, no vamos a aplaudir esta farsa. No vamos a callar cuando quieran robarnos la democracia con discursos reciclados de la Guerra Fría.

No se trata solo de defender al INE. Se trata de defender tu derecho a elegir, a elegir entre ideas, entre partidos, entre proyectos. No entre los “comunistoides” con distintas boinas rojas.
Porque mientras ellos sueñan con una versión tropical de la revolución, nosotros vamos a seguir defendiendo algo más valioso: la libertad de cada mexicano.

Y si les incomoda que les digamos que algunos se “hacen a los mismos”, nosotros nos vamos a convertir en un dolor de muelas para el régimen corrupto, criminal y “comunistoide”.
Nueva actitud. Mejor PAN. #SeTrataDeTi