De acuerdo con el estudio “Work in Progress 2024“ de la plataforma Buk, el 63% de los mexicanos trabaja incluso durante sus vacaciones, y en promedio solo logra desconectarse cuatro días al año. Según datos de la Secretaría de Turismo y del INEGI, en 2023 apenas el 56% de los hogares emprendió un viaje de placer, pero la mayoría fue dentro de su mismo estado o a destinos cercanos, debido a los altos costos de transporte, hospedaje y alimentación.
La Asociación Mexicana de Agencias de Viajes reporta un aumento de hasta 18% en los precios de hospedaje y transporte entre 2022 y 2024. Expertos estiman que una estancia familiar de cuatro días implica un gasto entre 7 mil y 15 mil pesos, casi un salario mensual para muchas familias. Mientras tantos mexicanos luchan por disfrutar unas breves vacaciones accesibles, algunos morenistas exhiben el lujo de forma ostentosa.
Andy López Beltrán, secretario de Organización de Morena y ex señalado por amañar contratos públicos en el sexenio anterior, ha dejado claro que es mejor cazador de ofertas que organizador de elecciones, pues luego de ser captado en Japón hospedado en uno de los hoteles más lujosos de Tokio, ha asegurado haber cubierto el viaje con recursos propios, pagando 7 mil 500 pesos por noche, pero si uno busca el precio de hospedaje en el hotel Okura, se encuentra con una tarifa de casi 22 mil pesos.
Ricardo Monreal, coordinador parlamentario de Morena, viajó con su esposa a España para celebrar su 40 aniversario y fue captado en un restaurante de lujo en Madrid; Mario Delgado, secretario de Educación Pública y exdirigente de Morena, fue visto en Portugal, mientras que el presidente de la Mesa Directiva del Senado, el morenista Fernández Noroña, ha criticado en distintas ocasiones por viajar en primera clase y usar las salas VIP en los aeropuertos.
Todas estas escapadas dejan un sabor amargo a un país donde las vacaciones son un lujo inaccesible para muchos. Las imágenes de líderes morenistas en hoteles de lujo y destinos europeos se vuelven grotescas e incongruentes, pues predican una austeridad republicana que sólo le administran a los gobernados. La misma presidenta de México ha tenido que intervenir y llamar a ejercer el poder con humildad, y la dirigente de Morena, ha pedido poner el ejemplo de la justa medianía.
En esta disonancia entre privilegio y austeridad, se revelan grietas profundas al interior de Morena, la declaración de desobediencia a los valores predicados desde el púlpito de la 4T por parte del propio hijo del “mesías” de la transformación, no hace otra cosa que desenmascarar a un partido rico, con movimiento pobre, y aquel ideal juarista de la justa medianía queda solamente palabras, mientras que los viajeros de la 4T acumulan más millas para su próximo viaje.