Atlas se desmorona… triste y negra es la realidad del equipo tapatío, luego de anunciarse su venta hace ya unas semanas; el rompecabezas de la hecatombe rojinegra empieza a armarse, y es que con los problemas del Grupo Orlegi, el primero en dejar el proyecto fue el propio presidente del grupo, Alejandro Irarragorri.
Después le siguió su mano derecha y quien llevara las riendas de los Zorros durante el pasado inmediato, consiguiendo un bicampeonato, que ya sabe a poco y del que ya no queda casi nada más que ese histórico momento. Pepe Riestra también abandonó las riendas en la madriguera, y así se fueron jugadores importantes, el último su capitán y símbolo de la defensa, Hugo Nervo, quien sorprendentemente fue casi orillado a decir adiós entre lágrimas y suspiros.
Llegó un joven inexperto a la presidencia, de poco o nulo manejo deportivo y las consecuencias se asoman crudamente: Atlas tiene una de las peores plantillas de extranjeros de toda la Liga, jugadores que han aportado nada a la institución y solo estorban el proceso de formación de los jóvenes futbolistas mexicanos. O además de cobrar, ¿que han hecho Mateo García, Gustavo del Prete, Diego González o Matías Cócaro? La respuesta es sencilla: disfrutar su salario y pasear por la hermosa ciudad de Guadalajara y sus zonas aledañas.
Y aunque el cuadro Rojinegro no es último de la tabla y tampoco ha tenido el peor arranque de un torneo en su historia, su inestabilidad y mala gestión deportiva, dieron por resultado la renuncia de su técnico Gonzalo Pineda, quien tras ser exhibido por Pachuca este fin de semana en el Estadio Jalisco, optó por saltar del barco y dejar más a la deriva al Zorro.
Es cierto que los resultados tampoco respaldan la gestión del timonel mexicano que también venía arrastrando las consecuencias de una pésima Leagues Cup, pero todos sabíamos el calendario de arranque que tendrían los rojinegros en la LigaMX.
Así, sin pies ni cabeza, están y seguirán estando a la venta estos Zorros extraviados por una Liga que les augura más penas que glorias y una afición que también ha sido olvidada y dejada por la soberbia de un efímero bicampeonato…