Dos amables lectoras me han preguntado: ¿Por qué usted habla de “medicina general” cuando es especialista en medicina familiar? La pregunta es importante y está ligada a al origen de la especialidad de medicina familiar (EMF). El nombre de “medicina familiar” y su carácter de especialidad resultó de circunstancias imponderables cuando a mediados de 1960 era patente que había que hacer renacer una nueva medicina general contemporánea medio siglo después de que Flexner y la industria médica la habían exterminado en 1910.
Tome aire estimado lector, hay que explicar algunas cosas que son equivalentes a temas tabúes en México. Ilustro con mi caso: Después de seis años de estudio en la Escuela de Medicina de la Universidad de Guadalajara, en 1979 recibí el título de “Médico cirujano y partero”. Oficialmente las universidades mexicanas no titulan “licenciados en medicina general”. En 1983, después de tres años de cursos teóricos y rotaciones en varios hospitales y clínicas (en el IMSS), recibí un “Diploma en la Especialidad de Medicina Familiar” expedido por la U. de Guadalajara.
Coloquialmente, en el gremio médico se da por equivalente a médico general y médico cirujano y partero, y médico cirujano
Reiterando: aunque no existe “médico general” en los títulos universitarios, coloquialmente se coincide con el Diccionario de Español de México en su página 1279, “médico general” es mencionado junto con médico cirujano; pero, también médico pediatra y médico veterinario. En suma, los que estudiamos en las escuelas de medicina en México recibimos títulos legalmente válidos para ejercer la profesión médica con el nombre de “médico cirujano y partero” o de “médico cirujano”; coloquialmente, el público y el gremio médico le da el equivalente de “médico general”.
¿Por qué los médicos y la población usan el término médico general?
Una posición muy clara es no confundir a los “médicos cirujanos, y médicos cirujanos y parteros” con los ESPECIALISTAS en cirugía general, y en obstetricia. En otras palabras, en la realidad social se encontró una forma de distinguir lo que las universidades dejan claro. La raíz de la confusión estriba en que el Informe Flexner de 1910 expulsó a los médicos generales de las escuelas de medicina (1). Desde entonces, las generaciones recién egresadas de las escuelas de medicina son formados en el anhelo de ser especialistas y subespecialistas como sus profesores. Egresan sin conocer el método clínico centrado en la persona y las bases científicas y epistemológicas de la medicina general. Les falta una visión profunda de la salutogénesis, el modelo de Atención Primaria a la Salud, las determinantes sociales de la salud-enfermedad, experiencia en los síndromes prodrómicos, la subjetividad, e intersubjetividad de la relación médico-paciente y otras bases centrales de la disciplina de la medicina general. En otras palabras, no están preparados para ejercer el inmenso rango de la medicina general. Cuando egresamos somos como una especie de proto-especialista. La palabra “especialista” es como un mantra sagrado y “generalista” es denostativo, una especie de mancha que debe lavarse enérgicamente o sufrir alguna forma defensiva ante el manejo sociocultural del concepto “especialización”.
La necesidad de reinventar la medicina general
Después de la Segunda Guerra Mundial (después de 1945) las enfermedades crónicas crecen y persisten las enfermedades agudas; era patente la necesidad de un GENERALISTA para hacer seguimientos de enfermos crónicos y contención de cuadros agudos y con pericia en medicina preventiva. Ese personaje debe atender a cualquier persona de cualquier edad, de cualquier enfermedad y accionar como “puerta de entrada” que en los sistemas públicos de salud, contiene, selecciona, filtra los casos para que lleguen pocos a los hospitales. En 1950 el informe Flexner (cuyo autor era un educador NO médico) estaba siendo severamente cuestionado por haber fundado un enfoque totalmente biologicista. En la década de 1960 se decide hacer renacer a la medicina general. Y llegó el choque de intereses porque había dos maneras de proceder: opción uno, modificar el modelo educativo flexneriano de las escuelas de medicina. Opción dos, crear una nueva especialidad generalista.
Se escogió la segunda opción: fundar una nueva especialidad para formar un GENERALISTA con bases científicas contemporáneas en biología, ciencias psicológicas y sociales aplicadas a la medicina. Porque modificar el modelo biomédico de Flexner afectaría los intereses de la industria biomédica (farmacéuticas y otras) y los intereses de los profesores e investigadores de la enorme estructura universitaria. Poco importó que llamarle “especialidad” era forzar el significado de la palabras, porque era un generalista el que se pretendía volver a formar. Estaba resurgiendo el tronco de la medicina, no una rama o subrama de ella. Terminó por imponerse el hecho de que el camino escogido era el POSGRADO, para evadir los cambios esenciales al modelo flexneriano. Se quedó la palabra especialista para formar al nuevo generalista.
¿Qué nombre le ponemos a la nueva especialidad generalista?
El siguiente problema fue que la Academia Estadounidense de Medicina General (AAGP, American Academy of General Practice) rechazó el nombre “medicina general” para la nueva especialidad. La razón era que “medicina general” era rechazado por las universidades estadounidenses (2). En EU, la academia universitaria no aceptaría que el desprestigiado nombre de “medicina general” tuviera espacios universitarios. Los miembros de la AAGP quedarían fuera de las universidades si seguían enarbolando “medicina general”. La AAGP cambió su nombre, se volvió la American Academy o Family Physicians. En México se adoptó el nombre de “medicina familiar” avalado por la AAFP con un agravante, solamente la UNAM y la U. Autónoma de Nuevo León abrieron departamentos para la nueva especialidad.
¿Era posible conservar el nombre de medicina general?
Sí, en Gran Bretaña (Inglaterra, Escocia, Gales), Irlanda, Canadá, Países Bajos, Australia, Nueva Zelanda y la India, la nueva especialidad surgió y siguió siendo denominada “General practice” y ejercida por “general practitioners”. Literalmente médico generales. Estamos ante una situación de orden cultural; mientras que en EU la medicina general estaba muy desprestigiada, en Europa –predominantemente en el mundo anglófono– la medicina general tenía una larga historia de éxitos científicos y académicos. Entre otros descubrimientos, se recordaba que los médicos generales habían creado el método epidemiológico que determinó que las epidemias de cólera se trasmitían por el agua contaminada por los drenajes, y eso cuando no se sabía de la existencia de la bacteria causante, el Vibrio cholerae. También de la medicina general surgió la primer vacuna (Jenner y la viruela) que originó al mismo tiempo la inmunología y la salud pública. De la medicina general nació el concepto del diagnóstico de la persona, y el concepto de medicina centrada en la persona. Y ocurrió en Londres, Inglaterra, en la Clínica Tavistock cuando los médicos ingleses recién agrupados en 1952 en el Colegio Real de Médicos Generales (Royal College of General Practitioners RCGP) se preparaban para el nacimiento del Servicio Nacional de Salud (HNS en inglés). En otras palabras, en el ámbito de ocaso del imperio inglés y el ascenso del nuevo imperio estadounidense, culturalmente hablando la palabra “médico general” tenía significados opuestos. En EU escogieron “Family practice” y “Family medicine”. El primero lo aplican para el modelo práctico de ejercicio (lo que hace un médico familiar), y el segundo se usa en el ámbito académico, por ejemplo en la denominación de la Society of Teachers of Family Medicine. En México usamos un solo concepto “medicina familiar” para todo lo relacionado con esa especialidad.
Una conclusión:
Quien esto escribe tiene el diploma universitario de especialista en medicina familiar desde 1983; entonces no sabía de la existencia de una disciplina académica que había descubierto la mejor manera de centrarse en las personas incluyendo sus enfermedades, su historia de vida, sus familias y contextos más amplios. Cuando supe que esa disciplina se sigue llamando medicina general en una parte del mundo, adopté su nombre. Legalmente soy especialista en medicina familiar (EMF), en lo profundo soy un generalista convencido por práctica y teoría.
Cuando escribo MF/MG quiero decir especialista en medicina familiar y general practitioner (médico general centrado en la persona). No me refiero de ninguna manera al coloquial mexicano de medicina general que equivale a médico cirujano, médico cirujano y partero, sin especialidad. Las siguientes cuatro columnas escribiré sobre lo que distingue a la MF/MG de las otras profesiones médicas. Hasta entonces.
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1. https://quierotv.mx/2024/11/23/el-informe-flexner-origino-un-siglo-sin-formacion-de-medicos-generales
2. OPS. (2 de Mayo de 1984). IRIS-PAHO. Recuperado el 14 de Marzo de 2025, de Organización Panamericana de la Salud: https://iris.paho.org/handle/10665.2/25518