Pasan los partidos, las jornadas y las Chivas Rayadas del Guadalajara cada vez se ven peor en la LigaMX. Tras cuatro partidos disputados, los dirigidos por Gabriel Milito no tienen fondo ni forma; el equipo está cada vez más lejos de lo que su afición, su historia y me quiero imaginar, su dueño quieren: un cuadro protagonista, listo para contender por el título del futbol mexicano.
Es un hecho que desde hace mucho tiempo, el que fuera un equipo grande e importante del balompié azteca, ya no lo es, y sólo hay que recordar cuantos títulos ha conseguido en los últimos 20 años, en los que solamente ha intentado, y se ha quedado ahí. ¿Hace cuánto tiempo Chivas no es un verdadero candidato al campeonato, a levantar el trofeo? Siempre está con la ilusión y la esperanza, pero solo eso, porque hay otros que están por delante como América, Cruz Azul, Toluca, Tigres y Monterrey, por mencionar algunos.
Chivas perdió la memoria de su propia historia; olvidó quién y cómo le dieron gloria y grandeza a esta institución; se perdió en ego, en el orgullo, en la inoperancia; se secuestró a sí mismo y no se ha permitido la autocrítica, las voces que le ayuden ver la realidad, que le regresen al camino del triunfo y no solo en la cancha, sino en las decisiones, el triunfo de las razones, esas que te hacen humilde y te aclaran la mente, la visión y la acción de enderezar el rumbo.
Chivas tiene que recordar que sus figuras están en las fuerzas básicas, en la identidad de un verdadero jugador mexicano por orgullo, que aspire a vestir la playera de la Selección pero mexicana, no de otro país; que no sea mexicano por papeles, por árbol genealógico. Necesita dejar de hacer figuritas efímeras que no han logrado nada y ya cobran como cracs; olvidarse de los autos lujosos, la ropa de marca y los aretitos, pero para ello se necesita un dueño con pasión futbolera por deseo y no por herencia, capaz de conformar una estructura deportiva con logros en sus espaldas, amantes de los colores y su historia. Hoy Chivas necesita recordar que es el equipo más grande por su verdadero nacionalismo y que aquí están las soluciones, en su entorno, en su historia, en sus leyendas capaces y comprometidas con volver a poner a este rebaño desbalagado en la cima.