Dicen que es fuego amigo, pero a mí me suena más como fuego enemigo. Las filtraciones realizadas en semanas recientes en torno a la lujosa vida privada de media docena de políticos de Morena, es señal inequívoca de que adentro del partido de la 4T la cosa está que arde.
Primero fue Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Luego Ricardo Monreal, Pedro Haces, Mario Delgado y la familia Yunes completita, entre muchos otros. De todos se sabe a dónde van, con quién lo hacen, y cuánto gastan, pero nadie nos dice quién consiguió la información comprometedora.
Pero si a todos los meten en problemas, es Andrés Manuel López Beltrán quien sale peor librado, pues hasta facturas han aparecido de su viaje de vacaciones a Japón. Y vaya que el muchacho sabe gastar.
No se necesita ser un genio para darse cuenta de que hay una campaña en contra del hijo del exmandatario. ¿Para qué? Para descarrilar su intención de crecer en la política.
López Beltrán, desde su cargo como secretario de Organización de Morena a escala nacional, busca convertirse en candidato de su partido a la gubernatura de la Ciudad de México. Sería ese un paso necesario y muy importante en una presumible contienda presidencial.
Para desgracia de Andy, el político morenista tiene malquerientes de muy alto nivel, al grado de que seguramente le intervinieron correos y otro tipo de cuentas, pues no encuentro otra explicación de cómo una factura de sus gastos personales salió a la luz, pues no es ese un tipo de documento que cualquier hijo de vecino pueda solicitar.
Tal vez sea pronto para vaticinarlo, pero me atrevo a pensar que la carrera política de Andrés Manuel López no tiene mucho futuro, pues los golpes mediáticos que ha recibido son dirigidos desde una alta oficina gubernamental. Cosa de averiguar cuál.