Por décadas, el modelo neoliberal impulsó una verdad absoluta de carácter obligatorio en todo el planeta: los intereses económicos están por encima de cualquier otra consideración, sin importar quién se quede atrás, quién se quede afuera. Bien, pues el mito está muriendo y en México se colocan los últimos clavos del ataúd neoliberal.
Hablar de neoliberalismo implica entender un modelo económico-político-social que prometió estabilidad, desarrollo, crecimiento y riqueza… para algunos, mientras amplios sectores sociales se iban quedando cada vez más atrás, al margen de un modelo que auguraba mejoras sustanciales en la calidad de vida de todos, pero que terminó por ampliar la corrupción y las desigualdades en la distribución de la riqueza.
Los resultados de la medición de Pobreza Multidimensional 2024, dados a conocer el pasado 13 de agosto por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), con base en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, muestran con total claridad la magnitud del fracaso neoliberal en una de las tareas prioritarias de cualquier gobierno: garantizar el bienestar del pueblo.
Entre 2018 y 2024, a pesar de una pandemia que desató una crisis no solo de salud, sino también económica a escala global, 13 millones 400 mil personas dejaron la pobreza en México (¿imaginan cuántos más hubieran salido sin el COVID-19?). Esta cifra histórica no es obra de la casualidad, sino la consecuencia lógica de aplicar acertadas políticas públicas, un efectivo plan de austeridad y un nuevo modelo que apeló a la honradez como principio ético gubernamental.
La punta de lanza de este avance histórico fue, de acuerdo con los especialistas, el aumento constante y exponencial al salario mínimo, que pasó de 88.36 pesos en 2018, al final del sexenio de Enrique Peña Nieto, a 248.93 pesos en 2024, al cierre del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, aumento sin precedentes que hizo añicos uno de los principales dogmas neoliberales: el aumento drástico a los salarios generará inflación e inestabilidad económica.
¿Cuánto bienestar le costó al pueblo de México sostener esta mentira por 36 años? ¿Cuánta pobreza se generó por un dogma amañado que sólo beneficiaba a unos cuantos? El aumento de 160.57 pesos al salario mínimo en el sexenio de López Obrador (que contrasta bastante con los 27.61 pesos de aumento en todo el sexenio de Peña) explica cómo fue que de 2018 a 2024, 15 millones 800 mil personas salieron de la línea de pobreza laboral, lo que a su vez llevó a que 13 millones 400 mil personas salieran de la pobreza y otro millón 700 mil personas abandonaran la pobreza extrema.
Para dimensionar el alcance de este avance histórico, basta con voltear a ver la historia reciente de nuestro país. En 1984, durante el gobierno de Miguel de la Madrid, 42.5% de la población se encontraba en condición de pobreza; al final del periodo neoliberal, en 2018, el 41.9% seguía en esa condición, ¡una reducción de 0.6% de la pobreza en 34 años! ¡Esos son los saldos del neoliberalismo! Por el contrario, las políticas públicas del presidente López Obrador llevaron la pobreza del 41.9% al 29.6%, ¡una impresionante disminución de 12.3% en tan sólo seis años!
Por si esto fuera poco, durante el sexenio obradorista también se redujo de manera histórica la desigualdad en la distribución de la riqueza, llevando a México a sus menores niveles de desigualdad en décadas, situándonos por debajo de países como Estados Unidos o Brasil, que presentan niveles mayores de desigualdad.
En conclusión, todos estos datos y cifras impresionantes expuestas por el INEGI, que representan justicia social para millones de mexicanas y mexicanos, confirman dos puntos clave:
1. La aplicación del modelo neoliberal en México representó un profundo fracaso económico-político y social.
2. Que un modelo político humanista, centrado en el principio de “por el bien de todos, primero los pobres” funciona, a pesar de coyunturas financieras internacionales y hasta crisis sanitarias.
López Obrador prometió un cambio de régimen y cumplió a cabalidad. La austeridad republicana, las políticas públicas honestas y el amor al pueblo han puesto el último clavo al ataúd neoliberal. Esto es sólo el comienzo de una nueva era. Aún quedan muchos retos por afrontar, sí, pero cada vez más sectores sociales se suman y aportan su granito de arena porque entienden que un México unido, más justo e igualitario, significa beneficios para todas y todos, implica avanzar hacia el bien común.