Que superen ya, el pleito Noroña-Alito
El tan conocido episodio del enfrentamiento a aventones y golpes entre Alejandro “Alito” Moreno y Gerardo Fernández Noroña, en la última sesión de la Comisión Permanente, desnudó por completo los defectos más graves tanto del PRI –partido político en caída libre– como de Morena, el partido en el gobierno, que a pesar de ser la fuerza dominante, todavía queda mucho a deber en su desempeño político en el ámbito nacional.
Lamentable, además, resulta que con el efecto inevitable de las mañaneras, la presidenta Claudia Sheinbaum vuelva a rebajar su investidura y su imagen al referirse a algo que no ameritaba una respuesta de la jefa del Estado mexicano, y remitir otra vez a la conocida figura del “PRIAN”, que por más que ha sido desacreditada no por los morenistas, sino por los votantes en México, sigue sirviendo como pretexto de discusión superficial.
A Morena, a la presidenta Claudia Sheinbaum y a los integrantes de la élite del partido dominante, suele olvidárseles –o eso parece– que son el gobierno, el partido en el poder que han ganado dos elecciones presidenciales, y que ya no queda utilidad en la comparación permanente con el PRI, con el PAN y con la oposición política que han derrotado.
Mucho más útil y necesario es que corrijan los errores, que no son pocos, que han evidenciado en el primer sexenio y en lo que va del segundo, de lo que ellos bautizaron como la “cuarta transformación”.
Que si Alejandro Moreno es un “porro”, como lo han llamado; que si en su historial hay numerosos yerros, algunos por comprobarse y otros por reconocidas tranzas o por el pragmatismo que fue característico de muchos personajes priístas, es algo que todos sabemos. El gobierno de la presidenta Sheinbaum no tiene por qué hacer evidentes sus logros, comparándose con los defectos del adversario político. Hay tantas necesidades, tantas decisiones pendientes, tanto que mejorar en México y tantos compromisos por los cuales responder, que la ganancia obtenida ante la exhibición de pobreza política y altura de miras en el pleito en la Comisión Permanente es completamente nula. Ni “Alito” ni Fernández Noroña tienen beneficio real después de ese episodio.
Cuando se revisa en la historia del país a figuras que se ganaron el cariño del pueblo o el reconocimiento general por su desempeño en la vida pública, nunca se encuentra que hayan brillado por sus conflictos con el adversario, sino por sus logros y propuestas, y por cumplir compromisos que parecían muy difíciles o hasta imposibles, tanto así que pasaron a
la posteridad.
Urge que Morena, que los morenistas y que sus funcionarios en el ejercicio de gobierno, admitan plenamente sus deficiencias y lo que han hecho mal, y superen el comparativo con quienes ya fueron derrotados en las urnas. No se trata de tomar postura entre Morena o el “PRIAN”, se trata de cumplir con la misión para la cual se comprometieron al pedir los votos de los mexicanos.
