Jalisco se encuentra en el ojo del huracán internacional. El “Washington Post” señaló recientemente a Guadalajara, sede del Mundial de Futbol 2026, como el epicentro de las desapariciones en México. La denuncia expone una dolorosa realidad: mientras las autoridades locales y federales enfocan su atención en preparar la vitrina deportiva, la crisis humanitaria se agrava día con día.
De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y con datos estatales, Jalisco acumula más de 15 mil personas desaparecidas. Solo en 2025, los municipios metropolitanos concentran el mayor número de reportes: Guadalajara con 437 casos, Zapopan con 358, Tlajomulco con 228 y San Pedro Tlaquepaque con 192 . Estas cifras reflejan que, pese a la visibilidad mediática del problema, la tendencia se mantiene alarmante.
El panorama es aún más crudo si se revisan los reportes forenses. Según el INEGI, al cierre de 2024 había 10 mil 045 cadáveres almacenados en los anfiteatros de la Fiscalía General de la República y fiscalías estatales , de los cuales 412 restos humanos no habían sido identificados. Aunque Jalisco reporta oficialmente solo cuatro cuerpos en resguardo, la magnitud nacional del rezago forense da cuenta de la crisis estructural en materia de identificación y acceso a la justicia.
En Guadalajara, los reportes mensuales de desapariciones son constantes: tan solo en 2025 se registraron 250 personas desaparecidas . Agosto fue el mes con mayor incidencia, con 46 reportes en un solo mes , un incremento que refleja la incapacidad de las autoridades para contener la problemática.
Los colectivos de búsqueda señalan que la indiferencia estatal es una doble agresión. “Nosotras seguimos buscando con nuestras propias manos, mientras el gobierno prepara estadios y hoteles para un Mundial que no necesitamos”, expresó una integrante del colectivo Luz de Esperanza.
La contradicción es evidente: mientras las familias de desaparecidos cargan con la incertidumbre y la búsqueda interminable, los recursos públicos se concentran en generar una imagen internacional de modernidad y turismo deportivo. Sin embargo, la realidad es ineludible: Jalisco no es hoy un escaparate de prosperidad, sino un territorio marcado por la impunidad y el dolor de miles de familias.
Este panorama muestra que la crisis no distingue entre urbes turísticas, industriales o rurales: se trata de un problema que atraviesa todo el territorio jalisciense.
Se necesita más apoyo por parte de las autoridades y, sobre todo, una aceptación de la cruda realidad que vive el Estado de Jalisco . La situación es grave y ha llegado a ser noticia mundial, lo cual obliga a trabajar con carácter de prioridad en la seguridad pública y en la atención a las víctimas. Por supuesto que el Mundial de Futbol es un evento de relevancia, pero antes de eso, se requiere tener claro el panorama de seguridad, garantizar la protección de los ciudadanos y brindar confianza a los turistas.
“No se trata únicamente de cifras: la percepción ciudadana también refleja un sentimiento generalizado de vulnerabilidad ante una inseguridad que parece imparable”.