¿Qué se requiere para que un país avance y se transforme? Según la evidencia, se requiere honestidad, mucha honestidad, más una enérgica aplicación de la austeridad republicana como forma de gobierno, más un profundo sentido de justicia social para actuar con responsabilidad y compromiso; y por último, el elemento más importante de todos: un pueblo comprometido, activo y consciente. Así se está construyendo el Segundo Piso de la Cuarta Transformación de la vida pública de México.
El pasado 1 de septiembre, nuestro país vivió un momento histórico en múltiples sentidos: Por primera vez una mujer, una presidenta –con A– rindió ante la población un informe de gobierno. Y, en el mismo día, por primera vez un Poder Judicial electo por el pueblo tomaba posesión de su encargo con la instauración de una nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación dirigida, por primera vez en la historia moderna de México, por un integrante de nuestros pueblos originarios.
¡Vaya tiempos de cambio! Una mujer, la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, al frente del Ejecutivo federal, brindando un primer informe de gobierno lleno de incuestionables avances; a la par, un abogado de origen mixteco nacido en Oaxaca, Hugo Aguilar Ortiz, jurando como ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. ¿Habrá alguien que pueda dudar que fue un día histórico?
Nuestro México avanza, no hay duda de ello, y no sólo por lo logrado en igualdad de género o en el reconocimiento de nuestros pueblos originarios, aspectos que en sí mismos ya son lo suficientemente importantes para llenarnos de orgullo. El avance es evidente también en la disminución de la pobreza, en la disminución de la inseguridad y la violencia, en la defensa de la soberanía nacional, en la estabilidad económica a pesar del clima de incertidumbre internacional, en el fortalecimiento de un Estado que antes estaba sometido a intereses fácticos y ahora está verdaderamente al servicio del pueblo, lo que se refleja en obras, acciones y derechos ganados.
¡Vaya tiempos de cambio! Los cimientos del Segundo Piso de la Cuarta Transformación están ya instaurados y, no tengo dudas, ¡lo mejor está por venir!