Desde hace décadas, los mexicanos de sucesivas generaciones, por lo menos desde 1982, hemos sido testigos, víctimas y protagonistas de crisis económicas recurrentes, algunas peores que otras, pero crisis al fin; sin margen de maniobra, la población en general ha enfrentado y con muchas dificultades, lo necesario para salir adelante.
Como si no estuviéramos mal, en una situación precaria y muy vulnerable, los priistas de 1994, entre Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, nos recetaron una de las peores crisis económicas cuyas repercusiones nos alcanzan hasta el día de hoy. Mexicanos recién nacidos ya deben por la decisión de Zedillo de convertir la deuda privada de los bancos en deuda pública con la aprobación de su grupo parlamentario y el del PAN en el Congreso de la Unión en 1998.
Se consumó el atraco pese a la oposición de los partidos de izquierda y 552 mil millones de pesos que debían los bancos pasaron a ser deuda de todos los habitantes de este país; que no se ha terminado de pagar, por cierto.
Este breve contexto, a reserva de regresar a algunos antecedentes para que los conozcan nuevas generaciones, tiene como propósito reconocer lo que está por anunciarse, entre hoy y mañana, durante la presentación del Paquete Económico 2026 integrado por cuatro documentos: la iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación, el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación, la Miscelánea fiscal y las estimaciones económicas para el cierre del año actual y para el entrante.
El viernes pasado la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, adelantó que se quitará la deducibilidad a lo que los bancos pagan para reducir la deuda del Fobaproa (Fondo Bancario de Protección al Ahorro)/IPAB (Instituto de Protección al Ahorro Bancario). Dijo: “Esa deuda que era privada y se convirtió en deuda pública, hay una parte pequeña que aportan los bancos… Pues no lo van a creer: se deduce de impuestos. La gran mayoría de la aportación al IPAB viene del pueblo de México; hay otra parte que en la época de [Enrique] Peña Nieto abrieron a bonos […], pero resulta que la pequeña parte que aportan los bancos la deducen de impuestos; pues ya no la van a deducir a partir del próximo año; es parte del paquete que vamos a presentar, son como 10 mil millones de pesos lo que se recupera”.
Agregó: “No puede ser” que haya deducción de impuestos de una aportación que se hace para pagar una deuda y se cubrirán los impuestos correspondientes. También aseguró que este asunto está platicado con los dueños de algunos bancos y que estarán de acuerdo con la medida.
Es importante recordar que los bancos han aumentado sus utilidades de manera muy importante en los últimos años. En el sexenio de López Obrador los rendimientos de la banca múltiple crecieron de 157 mil 794 millones de pesos en 2018 a más de 227 mil millones de pesos (noviembre de 2023), incluso después de la caída en 2020 por la pandemia. Y con base en los datos más recientes, al cierre de diciembre del año pasado, el sector generó utilidades por 288 mil 300 millones de pesos, es decir, un incremento anual de 5.5 por ciento. Según el análisis sectorial de la Credit Rating Agency, se trata de una “utilidad máxima histórica”.
El año pasado participaron en la Convención Nacional Bancaria de Acapulco, primero el entonces presidente de México, Andrés Manuel López Obrador; y después, la candidata presidencial Claudia Sheinbaum Pardo (https://www.youtube.com/watch?v=3HKYcjT860g&t=3s).
Los banqueros no ocultaron su predilección por la candidata de Morena, en un hecho inusitado pensando en cuestiones ideológicas y neoliberales, de manera que sí me parece que estarán de acuerdo con la medida. Ya lo veremos.
La cuestión es que, aun cuando esa deuda todavía es importante, por lo menos lo que pagan los bancos ya no será deducible. Los detalles de esta medida se darán a conocer desde hoy, cuando se entregue el Paquete Económico 2026 al Poder Legislativo por la tarde y mañana en la conferencia mañanera.
Quizá, para el tamaño de la deuda, parezca poco, sin embargo, lo que está de fondo es la corrección de decisiones que iban siempre en detrimento del erario y de los recursos públicos para programas y políticas públicas a favor de la gente. Este patrón de conducta de los gobiernos neoliberales es el que se está rompiendo, de ahí el que se haya logrado hasta ahora no proponer nuevos impuestos sino cobrarlos y administrarlos mejor, sin desvíos para el enriquecimiento ilícito e inexplicable de cuanto funcionario.
En el documento de pre-criterios 2026 en materia económica del gobierno federal, en la introducción, se detalla el modelo de desarrollo económico y social de nuestro país desde la administración pasada a la fecha, que: “Se ha construido sobre tres pilares fundamentales: un piso social básico con los programas para el bienestar convertidos en derechos constitucionales; el fortalecimiento del ingreso y los derechos laborales; y la promoción del desarrollo regional a través de una mayor inversión en infraestructura clave para cerrar brechas de desarrollo”, y seguir en la línea que ha logrado la disminución de la pobreza y de la desigualdad en México, dos asuntos en los que se ha avanzado pero que no están resueltos.
La historia del Fobaproa parece, vista a la distancia, desde su origen hasta nuestros días, una historia de terror. Se aglutinaron en esa medida de los gobiernos priistas las peores prácticas, las más claras muestras del autoritarismo que campeaba, la estrecha relación entre el poder político y el económico, siempre favorecido con privilegios mientras se castigaba a la población. Cuando la crisis de 1994-1995, el incremento en la pobreza en nuestro país fue exponencial. Con datos del Coneval, de 1994 a 1996 la pobreza de patrimonio creció de 52.4 a 69% de la población total; y la pobreza alimentaria, en el mismo periodo, subió de 30 a 46.9 por ciento. Espeluznante. Y no es que los gobiernos de entonces hicieran gran cosa para reducir esos niveles extraordinarios que ellos mismos propiciaron.
Ya veremos cómo y de qué va el Paquete Económico 2026 de la presidenta Claudia Sheinbaum, por lo pronto este adelanto de correcciones.