Cada día somos más conscientes de la importancia de tener una alimentación balanceada, de consumir menos carbohidratos, incrementar los vegetales, las frutas y las proteínas que nos aporten nutrientes, vitaminas y minerales para el buen desarrollo de los niños y una buena salud en los adultos. Cuando tenemos discapacidad, o un familiar, o un hijo con esta condición, el tema de la alimentación cobra mayor relevancia; en ocasiones tendrán algunos alimentos restringidos, o deberán incrementar el consumo de algún alimento en especial (aunque no sea de su agrado) o simplemente una adecuada alimentación evitará problemas colaterales que perjudiquen a su condición.
“La Organización Mundial de la Salud y UNICEF recomiendan para los niños una alimentación basada en la lactancia materna exclusiva, durante los primeros seis meses, seguida de alimentos complementarios nutritivos y seguros que no contengan sal ni azúcares añadidas, además de mantener la lactancia materna hasta al menos los dos años. Para promover una nutrición saludable, los niños deben consumir una variedad de alimentos de diferentes grupos”. Puedes encontrar más información detallada en la página de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o en publicaciones de Unicef.
Según las recomendaciones de la OMS, una alimentación saludable aportará la energía y los nutrientes esenciales (proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales) que cada persona requiere para mantener una sana salud. Una alimentación adecuada previene enfermedades como la diabetes, la obesidad o la desnutrición, condiciones que pueden poner en riesgo su condición preexistente o agravar su salud.
Una adecuada alimentación dará como resultado un desarrollo físico, mental y social pleno. La dieta necesita ser equilibrada, diversa y adaptada a las características individuales (edad, sexo, actividad física, contexto cultural) y a la disponibilidad de alimentos de tu comunidad.
Una dieta balanceada incrementa las defensas del cuerpo y fortalece el sistema inmunológico.
La mayoría de las niñas y los niños, sobre todo si no están supervisados, consumen alimentos no saludables que contienen colorantes, exceso de azúcares y conservadores, botanas, refrescos, golosinas, pasteles y galletas; el consumo de estos alimentos traerá malos hábitos, que luego será complicado erradicar.
Cuando los infantes participan en la preparación de las comidas y desde casa creamos buenos hábitos y consciencia de cuáles son los alimentos sanos para ellos, es probable que los consuman porque desde muy pequeños aprenden que son alimentos que les aportan energía y nutrientes; aprenderán que incluir verduras y frutas será de provecho para su salud y condición.
Además, ya hemos platicado las habilidades cognitivas y destrezas que desarrollan participando en estas actividades de cocina.
Es muy importante conocer sobre nutrición básica; asesorarnos de un profesional de la salud que conozca sobre discapacidad, de forma que te proporcione recomendaciones específicas para su salud y la discapacidad de nuestro familiar.
No recurras a darle vitaminas o suplementos porque te lo recomienda una vecina o un vendedor; siempre pregunta a tu médico especialista. Por mucho bien que le haga a otras personas podría estar contraindicado en tu caso, o de tu familiar. Por inofensivo que parezca, puede contraponerse con algún medicamento. Debemos recurrir siempre a conocimientos científicos probados y aprobados por las organizaciones de salud para prevenir males mayores.
Por difícil que parezca, llevar una alimentación sana o cambiar nuestros hábitos y costumbres es indispensable. Valoremos los beneficios que una adecuada alimentación traerá a nuestra salud física, mental y emocional.