En los cuarteles generales de Morena en todo el país, hay un nerviosismo incontenible por la detención en Paraguay de Hernán Bermúdez Requena, líder de una de las estructuras de la criminalidad en Tabasco, y que al mismo tiempo ocupó un espacio de poder en el gobierno de Adán Augusto López Hernández, como encargado de la seguridad en aquella Entidad. Comentan que en las oficinas morenistas la tensión se siente en cada pasillo porque con este hecho, se vuelve casi imposible ocultar todas las prácticas oscuras al interior del partido.
Quienes por años han insistido en presentar a Morena como el movimiento de la transformación moral, ahora no saben ni dónde meter la cabeza, porque los contrastes entre la narrativa y la realidad son brutales; aquí no hay adversarios externos a los cuales culpar, es simple y sencillamente la corrupción, la criminalidad y la complicidad en su máxima expresión.
El hecho no desnuda únicamente al partido de los que viajan a destinos de lujo en primera clase o al partido de los peores gobiernos de México, sino que retrata el verdadero rostro de Morena. No se puede minimizar absolutamente el hecho de que a Bermúdez Requena le abrió las puertas de su gobierno Adán Augusto López, ni se puede defender la idea absurda de que lo sucedido no era del conocimiento del ex gobernador y ex secretario de gobernación.
La evidencia apunta a que Bermúdez no era un advenedizo, sino un operador con peso político, protegido y proyectado por uno de los mejores amigos de López Obrador. Ahora la pregunta obligada es, ¿cuántos casos como este hay en los 24 gobiernos estatales que tiene Morena? No es casualidad que el Departamento de Justicia de Estados Unidos mantenga abiertas investigaciones en contra de distintos gobiernos de extracción morenista, por sus presuntos vínculos con la criminalidad.
Américo Villarreal en Tamaulipas, investigado por presunto financiamiento ilícito; Rubén Rocha Moya en Sinaloa, salpicado en declaraciones en Estados Unidos; y Marina del Pilar, en Baja California, sin visa, son algunos casos que sugieren que Morena no es en realidad el partido impoluto que ha dicho ser, sino todo lo contrario. Vuelvo a preguntar, ¿cuántos casos hay? ¿Cuántos Bermúdez Requena hay en los gobiernos de la 4T?
Para un país que vive sumido en el dolor de la violencia criminal, donde todos los días se llora la muerte, la desaparición, la extorsión y la impunidad, hechos como el del anterior gobierno de Adán Augusto, en Tabasco, son una afrenta contra los mexicanos. Morena podrá verter la cantidad de discursos políticos sobre el caso e intentar desviar la atención, pero esta mancha no se la van a poder quitar al chaleco guinda: su sociedad con la criminalidad ha quedado al descubierto; tristemente tienen capturada la justicia mexicana, por lo que el papel de la oposición y la ciudadanía serán clave para que este caso escale hasta las últimas consecuencias.