Los limitados espacios verdes y públicos que disfrutamos quienes vivimos en la Zona Metropolitana de Guadalajara, están en riesgo de desaparecer por la conjugación de diversos y perversos factores: la voracidad de empresas inmobiliarias, la colaboración de algunas autoridades municipales y estatales de Movimiento Ciudadano, la mediocre defensa jurídica que hacen éstas en los juicios contra las inmobiliarias y particulares, y la complicidad de la mayoría de los tribunales administrativos.
El cerro de la Reina y el parque San Rafael en el oriente, el bosque Nixticuil y el parque natural Huentitán en la zona del planetario en el norte, el bosque los Colomos en el poniente y el área de bosque del fraccionamiento Bugambilias al sur, son ejemplos de estas afectaciones.
En el caso del cerro de la Reina, la comunidad indígena Náhua de Tonalá ha denunciado el despojo por parte de desarrollos inmobiliarios y turísticos sin garantizar un área de amortiguamiento que proteja el cerro de la privatización, afectando con ello su biodiversidad e identidad como espacio cultural y religioso indígena.
En el parque San Rafael, la tala de más de 700 árboles, la colocación de concreto para un supuesto vaso regulador y el desarrollo de torres departamentales en el predio del anterior club deportivo, han deteriorado el ambiente y los mantos de la zona hidrológica, además han provocado hundimientos de las viviendas asentadas con anterioridad.
Al norte de la ciudad, el bosque del Nixticuil enfrenta la problemática de invasiones e incendios provocados, estimándose una pérdida de 900 hectáreas en los últimos 20 años, dando pie a la construcción de desarrollos inmobiliarios.
En tanto que, en el parque natural Huentitán, recientemente se talaron más de 500 árboles debido a que, pasadas administraciones municipales de Guadalajara, autorizaron el cambio de uso de suelo y cedieron más de 13 hectáreas de terreno público a particulares para la construcción del desarrollo habitacional y comercial denominado Distrito Iconia. Con lo anterior convirtieron una área verde pública en un negocio privado.
En el poniente, el bosque de los Colomos es otro espacio verde que sufre la depredación inmobiliaria, ya que la falta de una defensa jurídica férrea de las autoridades, dio pauta a una resolución judicial y administrativa que otorgó cinco hectáreas a un particular y autorización para el desarrollo de viviendas. Con ello se pone en riesgo la recarga hidrológica de los Colomos y el microclima que le caracteriza. Aunado a esto, el aumento de volumen de agua que tendría que desfogarse por el canal de Avenida Patria, por la impermeabilización de la zona de recarga, aumentaría el problema de las inundaciones de la zona colindante de Atemajac.
En lo concerniente al sur de la ciudad, por el convenio celebrado entre el ayuntamiento de Zapopan y un particular, con motivo de una demanda administrativa, permitirá que en un área de bosque de más de 3 hectáreas que se ubica en el ingreso al fraccionamiento Bugambilias, se construya una vía de acceso y nuevas torres de departamentos, agravando el deterioro ambiental y de movilidad del corredor López Mateos.
Necesitamos parar la depredación de los espacios verdes y trabajar por su recuperación y conservación, el interés público no puede continuar subordinándose a los negocios inmobiliarios privados que avanzan con la indolencia o complicidad de las autoridades municipales y estatales. En lo que corresponde a Morena en el Congreso del Estado, nos vamos a empeñar en generar el diálogo con la ciudadanía, con las comunidades afectadas y con las que están en riesgo, para organizarnos junto con ellas, y más que por conveniencias partidarias, por responsabilidad vamos a cumplir con el encargo que la ciudadanía nos confió y para el cual nos paga: defender sus intereses, entre ellos el derecho a un ambiente sano, lo que nos demanda luchar por la conservación y cuidado de los espacios verdes patrimonio de la ciudadanía.