Amalia González Caballero de Castillo Ledón, una maestra normalista y en su cargo como subsecretaria de Cultura de la Secretaría de Educación Pública, fue la primera mujer en encabezar la ceremonia del grito de Independencia en 1959, en Dolores, Hidalgo, un municipio que, entonces, tenía también a la primera presidenta municipal electa democráticamente, Virginia Soto Rodríguez.
A 66 años de distancia de ese momento histórico para las mujeres, este 2025 el Grito de Independencia en Palacio Nacional fue encabezado también, por primera vez, por la primera presidenta de la república, Claudia Sheinbaum, quien en su arenga nombró a Josefa Ortiz Téllez-Girón eliminando su apellido de casada: “Domínguez”.
En Guadalajara, también nos sentimos orgullosos de tener a la primera presidenta electa por el voto directo de las y los ciudadanos, Vero Delgadillo, quien ha encabezado las ceremonias en conmemoración al inicio de la lucha por la Independencia de México en las unidades administrativas municipales de San Andrés, Benito Juárez, Colorines y este jueves 18 de septiembre en la Prisciliano Sánchez, ubicada en Oblatos.
Vero, quien también fue maestra y directora de un preescolar, no solo es una mujer que ama profundamente a la ciudad más mexicana, sino que en su primer año de gobierno ha demostrado cuál es la ruta que eligió para encabezar la lucha por una Guadalajara en la que las familias gocen de la verdadera libertad, la que se genera creando comunidad, recuperando los valores que nos identifican a las y los tapatíos, de ser buenos vecinos.
En este México independiente, el grito de libertad es el que cada día, en silencio piden los jóvenes de oportunidades reales para ellos y no espejismos. Por ellos, el compromiso de nuestra presidenta es fortalecer los servicios públicos para crear ambientes seguros y espacios públicos donde todas y todos puedan apropiarse con fines recreativos y de sana convivencia.
Esas voces de mujeres como Amalia y Virginia y las que, a lo largo de la historia, han trascendido por ser las primeras en llegar a cargos públicos tan representativos y en ceremonias que nos inspiran como mexicanos, y nos llenan de orgullo patrio, son el grito de libertad que como sociedad hemos abrazado para que la paridad sea una realidad.
Los pasos que están dando ahora mujeres como Vero Delgadillo en Guadalajara, demuestran su templanza, su liderazgo y su convicción para tomar decisiones con sustento y análisis profundo de seguir construyendo la mejor ciudad de la mano de hombres y mujeres que integramos su equipo de gobierno.
Pero también, apelando a la cultura de la corresponsabilidad, donde, en conjunto sociedad y gobierno, somos los verdaderos transformadores que podemos seguir llevando a la capital jalisciense a ser, no solo la más mexicana, sino el mejor lugar para vivir, donde juntos sigamos celebrando la independencia con voz de mujer.