El grito de independencia o Grito de Dolores como es también conocido, es una tradición que nos permite recordar los orígenes de nuestra nación a la vez que nos refrenda aquellos valores fundacionales que hasta el día de hoy prevalecen en nuestra cultura.
Este año de celebración de la Independencia, fue un año distinto a los anteriores, ya que por primera vez en la historia de México, “el grito” fue dado por una mujer presidenta. Un momento sin precedentes y que dejó una alta carga simbólica en materia de género y del contexto político actual.
Este año, la ceremonia también envió un poderoso mensaje de género: por primera vez, una escolta de mujeres cadetes entregó la bandera, Leona Vicario tuvo un lugar en la galería de Palacio Nacional, y la presidenta vistió un atuendo morado bordado por mujeres nahuas, símbolo de la lucha feminista.
En cuanto al discurso, es conocido que cada presidente de la república pone un sello particular en su mensaje, mismo que permite vislumbrar características del gobierno en turno, o del termómetro social y político del país. En esta ocasión la gran característica fue la visibilización femenina que había quedado ausente en años anteriores. Primero de las mujeres indígenas, después de las heroínas anónimas, y por supuesto, uno de los que más llamó la atención a su servidora, el quitarle el apellido de casada a Josefa Ortiz Tellez Girón.
También es importante reflexionar sobre los valores refrendados en el mensaje presidencial y que en el contexto actual cobran mayor relevancia: soberanía, libertad, igualdad, democracia y justicia. La primera resalta en un escenario donde la presidenta enfrenta presiones constantes de su homólogo estadounidense en materia política y arancelaria. Las siguientes cuatro, resultan paradójicas en un contexto nacional donde se han destruido los organismos autónomos, se han coartado las posibilidades de una verdadera división de poderes a través de una cuestionable reforma judicial, se deslegitima a periodistas que contradicen los posicionamientos oficiales, y se continúa con discursos que promueven la polarización de la sociedad.
Hechos que podrían llevar a pensar que los valores que dieron origen a México están en riesgo. Sin embargo, en Zapopan entendemos que la lucha también se hace desde lo local, y que una ciudadanía crítica, libre e informada es lo que se requiere para resguardar derechos y para lograr mejores gobiernos. Por eso propiciamos espacios abiertos de diálogo, donde promovamos la participación ciudadana, el pensamiento crítico, y el intercambio de ideas.
El grito de independencia fue una oportunidad para no olvidar nuestro origen, pero también para recordar hacia dónde vamos. Que la democracia se construye cada vez que una vecina pregunta, cada vez que un joven cuestiona, cada vez que alguien levanta la voz. Que las mujeres que ejercemos la función pública debemos continuar visibilizando el rol femenino en la historia de nuestro país. Y que solamente una sociedad que es informada, igualitaria y libre será la que pueda transformar la política en un bien común.