La vocación de servir
Un día, platicando con personas de la colonia Valle de los Molinos, me contaron sobre un policía al que llamaré Juan, y que habían cambiado de sector, pero al que recordaban con gran cariño. Me decían que, cuando veía a jóvenes intentando beber en el parque, los retaba a un partido de futbol. Se acercaba de manera humana y trataba de convencerlos de elegir un mejor camino. En Navidad, compraba pollos y los repartía entre los niños de las zonas más vulnerables de la colonia. Todo esto lo supe por voz de los propios vecinos. Juan, es un buen servidor público.
¿Tú en quién piensas cuando alguien hace referencia a un servidor público? Regularmente imaginamos a la presidenta de la República, al gobernador, a las y los presidentes municipales, a diputados o a cualquier persona que haya llegado a su cargo por elección popular. Sin embargo, esa es solo una parte de la realidad del servicio público. Detrás de ello, hay miles de mujeres y hombres que trabajan todos los días para construir una mejor ciudad, un mejor Estado y un mejor país. Para dimensionarlo: en el caso de Zapopan, apenas el 0.16% de las y los servidores públicos han sido electos por el voto, el 99% restante es gente como Juan.
El 28 de septiembre se celebró en Jalisco, el Día del Servidor Público, una fecha para reconocer y visibilizar a todas aquellas personas que han hecho de su labor una verdadera vocación.
A todas esas personas que limpian, que cuidan, que curan, que reparan, que diseñan, que imaginan, que operan, que rescatan. A quienes no aparecen en los anuncios publicitarios, pero que mantienen viva esta ciudad. A quienes salvan vidas, ya sea a través de un programa social o entrando a un domicilio en llamas. A quienes salen temprano de casa y regresan de noche, agotados, porque extendieron su jornada para terminar un servicio. A quienes decidieron poner su corazón al servicio de los demás.
Porque quienes trabajamos en el servicio público y amamos lo que hacemos, quienes resignificamos la labor con acciones honestas y responsables, y quienes entendemos que estamos para servir, ejercemos la profesión con el respeto que la ciudadanía merece.
Así como Juan, existen cientos de personas que, en su día a día, contribuyen con una sonrisa, con una atención de calidad, con gestos de generosidad que van mucho más allá de lo que sus funciones exigen. A todas y todos ellos: gracias. Y especialmente en este día, ¡felicidades! Sigamos haciendo de Zapopan la mejor ciudad para vivir.
