A un año de haber asumido la presidencia, Claudia Sheinbaum mantiene una aprobación ciudadana cercana al 77%, según encuestas nacionales, una cifra que incluso supera la que tenía López Obrador al mismo tiempo de su gestión. Este respaldo se explica por la continuidad de los programas sociales —pensión a adultos mayores, becas a estudiantes y apoyos a madres trabajadoras—, así como por la estabilidad económica: el peso ronda los 18.3 por dólar y las reservas internacionales superan los 225 mil millones de dólares. México se consolida como la segunda economía latinoamericana, con exportaciones récord por 590 mil millones de dólares, el 80% de ellas hacia Estados Unidos, reflejo tanto de su fortaleza manufacturera como de su dependencia comercial.
En materia social, el INEGI reportó que entre 2020 y 2024 salieron de la pobreza multidimensional 13.5 millones de personas, bajando su incidencia del 51.9% al 38.5%. No obstante, el crecimiento económico sigue siendo modesto: el PIB aumentó 1.2% en 2024 y se prevé que apenas alcance entre 0.6% y 1% en 2025, según el Banco de México y el FMI. Aunque las finanzas públicas son estables y la inflación está controlada, el país aún enfrenta profundas desigualdades y una economía con bajo dinamismo para generar empleos formales.
El principal desafío continúa siendo la seguridad. Pese a que el gobierno informa una reducción de 32% en homicidios, el país registra unos 65 asesinatos diarios y una tasa de 24 por cada 100 mil habitantes, muy superior a la de Argentina o Chile, que no supera los 5. La fragmentación de grupos criminales y la expansión del crimen organizado mantienen una sensación de riesgo generalizado. Más del 60% de los mexicanos considera la inseguridad como el principal problema nacional, y solo 7% percibe avances en este rubro, de acuerdo con el INEGI. Esta brecha entre la narrativa oficial y la experiencia ciudadana es un punto crítico que Sheinbaum deberá atender para sostener su legitimidad.
En política exterior, la relación con Estados Unidos representa un equilibrio complejo. Con el regreso de Donald Trump, México enfrenta presiones en materia migratoria, comercial y de seguridad. Aun así, el país ha conservado su posición de liderazgo regional: estudios de Directorio Legislativo ubican a Sheinbaum como la mandataria latinoamericana con mejor imagen pública (67% de aprobación), y el Latinobarómetro muestra que la confianza ciudadana en el gobierno mexicano subió a 52%, una de las más altas de la región. Esta combinación de estabilidad macroeconómica y legitimidad política le da margen para avanzar con una agenda propia.
Durante su primer año, Sheinbaum ha promovido 19 reformas constitucionales y 40 nuevas leyes, entre ellas una reestructuración del Poder Judicial y acciones anticorrupción que han alcanzado a exfuncionarios de alto nivel. Estos esfuerzos buscan consolidar una gestión más técnica y menos confrontativa, aunque su eficacia dependerá de la capacidad institucional del Estado para sostener los cambios más allá del discurso político.
En el contexto latinoamericano, México destaca por su estabilidad económica, pero también por sus altos niveles de violencia y desigualdad. El reto del nuevo gobierno será traducir su popularidad en resultados sostenibles: fortalecer la seguridad, incentivar la inversión productiva y garantizar la transparencia en la gestión pública. La presidenta enfrenta la tarea de transformar la continuidad en innovación, la estabilidad en crecimiento y la legitimidad en confianza institucional. Si logra ese equilibrio, podrá convertir su primer año en el punto de partida de un sexenio capaz de reconciliar eficacia, justicia social y gobernabilidad democrática.