Con un lleno total y la promesa de una segunda noche aún más espectacular, Alejandro Fernández cumplió
Hay nombres y apellidos que no solo representan una familia, sino una tradición, una historia que se canta. En Jalisco, ese apellido es Los Fernández. Esta noche, el Palenque de las Fiestas de Octubre aprecio la majestuosidad de Alejandro Fernández, “El Potrillo”, en la primera de sus dos presentaciones en su tierra natal.
Alejandro es la voz que une dos épocas: la de la leyenda que nos dejó y la del presente que él mismo ha forjado. Con un repertorio que fusiona el mariachi clásico con la balada pop romántica, “El Potrillo” demostró por qué es el digno heredero de la corona.
El Palenque vibró con temas icónicos como “Me Dediqué a Perderte,” “Nube Viajera,” y por supuesto, con ese obligado homenaje a Don Vicente Fernández, poniendo al público de pie y con la garganta rota por el recuerdo de “El Rey.” Alejandro no solo mantiene vivo el legado de su padre; lo expande con su propia identidad y carisma.
Pero si había un corazón latiendo con especial fuerza en el recinto, era el de la matriarca. Esta noche, el Palenque tuvo una invitada de honor: la señora Doña Cuquita Abarca, madre del Potrillo y viuda de Don Vicente Fernández.
Doña Cuquita ha convertido en tradición asistir a los conciertos de su hijo, llevando su presencia y apoyo a Palenques de toda la República. Y hoy, en Guadalajara, no fue la excepción.
La vimos tan elegante y serena, en una de las zonas privilegiadas. Fue un deleite atestiguar cómo coreaba las canciones de su hijo, moviendo la cabeza al ritmo del mariachi, rodeada del cariño de la familia y el respeto del público. La imagen de la madre orgullosa, viviendo la música que corre por las venas de los Fernández, fue el momento más tierno y genuino de la velada.
Con un lleno total y la promesa de una segunda noche aún más espectacular, Alejandro Fernández cumplió. Entregó romance, tradición, y ese toque de calidez familiar que solo un tapatío como él puede ofrecer en su tierra. Una noche donde el legado musical y el amor de una madre se unieron para demostrar que la dinastía sigue siendo “El Rey.”