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20 octubre 2025
Ismael Ramírez
Ismael Ramírez
Especialista en Medicina Familiar. Maestro en Farmacología. Dr. en Investigación Psicológica

El niño que no dormía por miedo a los “walking dead”

18 octubre 2025
|
05:00
Actualizada
21:38

El caso clínico real que presento es un ejemplo de los impactos inmediatos en la salud mental que pueden sufrir los niños menores de 8 años, debido a que no logran todavía distinguir la realidad de la fantasía. En las siguientes semanas elaboraré más sobre los “niveles de la realidad”.

 

Un niño de 6 años que no podía dormir

En mi consulta privada en 2012, se presentó una madre de 35 años con dos de sus hijos. El mayor de 10 años y el menor, con 6 años cumplidos. Este último era el caso en consulta; usaré el nombre ficticio de “Juanito”. Este chico llevaba tres semanas despertándose de súbito; gritaba muy asustado y corría al cuarto de sus padres. Ya lo habían llevado con un pediatra quien le hizo exámenes de sangre y orina y le había prescrito difenhidramina (un antialérgico que causa sueño). El niño no había mejorado; la madre no tenía idea de qué le estaba pasando a Juanito y no podía encontrar una causa aparente que hubiera ocurrido antes del inicio del insomnio. Tampoco parecía haber algún problema en la escuela (jardín de niños) que estaba por concluir. Por mi mente pasaban hipótesis de algún maltrato en casa, pero Juanito no mostraba desconfianza de su madre, más bien una cierta inquietud. Le pedí permiso al pequeño para escuchar su corazón y pulmones como una forma de acercamiento. Físicamente estaba bien, incluyendo su peso y desarrollo neurológico para su edad.

 

Centrarse en las personitas en formación

Usé entonces mis pequeños títeres de dedos de las manos para ver qué podía averiguar. Un títere de águila, un chimpancé y un burrito. La actuación fue más o menos la siguiente:
“Hola amigo burrito, te presento a Juanito, un amiguito que viene a vernos. ¡Hola Juanito, qué gusto de verte! Juanito asienta con la cabeza y sonríe discretamente, indicando que estamos en sintonía con su mundo imaginario. Entonces, águila dice: yo creo que Juanito no duerme porque tiene miedo, se despierta porque algo lo asusta. Chimpancé y burrito dicen, sí, creemos que es cierto lo que dice águila ¿Pero a qué le tiene miedo Juanito?… En ese momento el hermano mayor de Juanito, dice “le tiene mucho miedo a los walking dead”.

Hasta ese momento yo no tenía idea de qué eran los “muertos vivientes” o “caminantes” o zombis que esta familia veía en series de televisión de paga. Una búsqueda en YouTube rápidamente me permitió ver videos de los “walking dead”. Juanito se cubría los ojos al ver semejantes imágenes que contradicen la más elemental lógica de lo que distingue a la conducta de un humano vivo, de uno muerto, y con un impacto visual impresionante que para alguien que todavía no tiene una mente que separe realidad física de fantasía resultan francamente aterradores. Programé con la mamá de mi paciente una sesión en tres días mientras buscaba la manera de tratar el problema. A partir de mi conocimiento de que los niños de 6 años no han alcanzado un desarrollo neuropsicológico para distinguir la realidad física de la fantasía (1) me propuse encontrar un video que mostrara la forma como se realizan los trucos que aparecen en la serie de ficción mencionada. Encontré uno que me pareció adecuado (2) el cual vimos en conjunto, paso a paso con Juanito, y su familia. Fue esperanzador observar la cara de Juanito cuando un horroroso “muerto caminante” resultaba ser una linda y sonriente jovencita maquillada por varias personas. Juanito tuvo como tarea ver el video en su casa al menos dos veces más y nos volvimos a ver en una semana. Cuando escribo esto, ya no pude localizar el video que usé en el caso de Juanito, pero el que cito es del mismo tipo del que utilicé en 2012.

Junto con la revisión del video fue importante que la madre de mi paciente tuviera claridad respecto a que un niño de 6 años no tiene la capacidad mental suficiente para distinguir la realidad de la fantasía. Particularmente, no logran un concepto claro de la muerte. Y que si a esa edad se expone a información radicalmente contradictoria sobre el sentido lógico de que los seres muertos no son capaces de movimiento autónomo, su sentido lógico se distorsiona y esto le atormenta. Si los padres exponen a sus hijos a estas imágenes y medios de apariencia muy realista, lo mínimo que deberían hacer es explicar detenidamente que no se trata de realidad alguna, sino de trucos como los que se usan en la magia. El insomnio desapareció sin necesidad de medicación.

 

Elementos culturales del caso

Los padres de Juanito ya sabían que sus niños estaban viendo esta serie de macabra ficción, pero negaban que estuviera causándole distorsión del sueño a su hijo. El padre de Juanito consideraba que sus hijos eran muy valientes y que no se asustarían, menos tendrían pesadillas o miedo de dormir solos si veían esta serie. La falsa idea paterna no podía ser contradicha por los niños porque era equivalente a no estar a la altura de las expectativas del referente paterno. Esto es un factor adicional estresante e intersubjetivo muy difícil de identificar al interior de una familia. Un error crónico de la medicina familiar mexicana es suponer que clasificar demográficamente a la familia y elaborar un esquema de sus miembros es un recurso indispensable, pero ¿en qué en casos como el descrito tener una idea gráfica de cuantas personas viven en casa no resuelve el problema clínico del insomnio del niño? Incluso, puede llevar a buscar en la dirección equivocada. En cambio, los muñequitos que se embonan en los dedos de la mano son ideales para acercarse al mundo de niños menores de 8 años.

 

Conclusión

El caso de Juanito trata de aportar una prueba de que las exposición inadecuada y no controlada por adultos con buen juicio y cariño, expone a distorsiones del desarrollo mental que se sostiene sólidamente conforme la teoría histórico cultural del aprendizaje que inició Lev Vygotski y ha logrado importantes desarrollos posteriores en el campo de la psicología cultural (3). También se trata de ilustrar el amplio espectro de las capacidades que un médico general del siglo XXI necesita desarrollar, y que he expuesto en otras columnas.

 

Referencias bibliográficas

1. Martínez, M. (2011). Intersubjetividad y Teoría de la mente. Psicología del Desarrollo, I(II), 9-28.
2. https://www.youtube.com/watch?v=bIhNuaMjMTs
3. Cole, M. (2017). Psicología cultural. Una disciplina del pasado y del futuro. Madrid: Ediciones Morata.

*Las opiniones y contenidos en este texto son responsabilidad total del autor y no de este medio de comunicación.
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