El actual director técnico de la Selección Mexicana de futbol no tiene disculpas, ni tiempo, ni paciencia, ni mucho menos comprensión para ver el mediocre nivel futbolístico que tiene el Tricolor. Dicen que “la voz del pueblo es la voz de Dios” y el sonoro abucheo con el que despidió el público al Tricolor en el último partido ante la selección de Ecuador en el Estadio Akron, es una muestra inequívoca de las miserias que está mostrando el conjunto nacional.
Ya basta de ver a un equipo timorato, intrascendente, sin variantes, sin recursos, sin personalidad y mucho menos sin futbol. Javier Aguirre sigue confirmando que no era el técnico necesario para dirigir a la Selección; por favor, a un señor con dos mundiales a cuestas, en los que pasamos más con pena que con gloria, a un entrenador de roce internacional y con una amplia trayectoria nacional, en la que por cierto, fracasó terriblemente en su última experiencia cuando dirigió a los Rayados del Monterrey, no le podemos tolerar que siga arrastrando la imagen de México, no podemos aprobar un técnico miedoso, experto en apagar fuegos y librar descensos, pero poco trascendente en conseguir títulos y campeonatos.
Y aunque es cierto que no es el único responsable de la triste situación del seleccionado nacional, sí es el obligado a darle una cara diferente, de hacernos sentir orgullosos de un equipo nacional que intente, que busque, que explote las máximas cualidad de un jugador. Hoy cada vez tenemos más dudas, incertidumbre y bajas, muy bajas expectativas de lo que pueda hacer México en la próxima Copa del Mundo. Qué caro nos ha salido tener el boleto en mano, seguros de ir a la fiesta mundial del futbol y no haber competido, medido fuerzas aunque fuera con los de nuestra área, porque seguro estoy que con este nivel futbolístico estaríamos sufriendo en una eliminatoria por conseguir el pase mundialista. Hoy, jugadores, cuerpo técnico y directivos están cómodos en una zona de confort gracias a ser sede de la Copa del Mundo y no se dan cuenta o no quieren ver que el proceso de Javier Aguirre ha sido espantoso, está en las manos de un técnico miedoso que no se atreve a ser diferente, a arriesgarse, que lástima, porque seguro estoy que viviremos otro Mundial igual o peor que el pasado, desperdiciando la estancia en casa. Al tiempo, pero TRIstemente así será.