Los recientes acontecimientos en el Senado de la república son la confirmación de lo que hemos venido advirtiendo desde Movimiento Ciudadano: el régimen morenista ha perfeccionado la narrativa de la incongruencia y ha reemplazado la “honradez” que tanto se quieren apropiar por la soberbia del poder y una corrupción que se justifica o se minimiza.
Lo que hemos presenciado es la exhibición de dos personajes que ejemplifican los peores vicios de la vieja política: Adán Augusto López y Gerardo Fernández Noroña.
El caso del senador Adán Augusto López Hernández, coordinador de la bancada de Morena, es de los más notorios. Las acusaciones en su contra, que van desde presuntas irregularidades fiscales hasta posibles vínculos con la delincuencia organizada, evidencian la falta de controles institucionales o permisividad dentro del oficialismo. Según las investigaciones, López Hernández habría recibido 79 millones de pesos de empresas privadas entre 2023 y 2024 que no fueron reportados en sus declaraciones patrimoniales. Esta discrepancia entre lo declarado ante el Senado y lo registrado ante el SAT ha derivado en al menos 37 denuncias ante la Fiscalía General de la República por irregularidades que, en conjunto, ascienden a casi 800 millones de pesos durante su gestión como gobernador de Tabasco de 2019 a 2020.
A ello se suma la relación con su entonces secretario de Seguridad, Hernán Bermúdez Requena, presuntamente vinculado con la organización criminal “La Barredora”. La simultaneidad entre su nombramiento y la aparición de esta estructura delictiva pone en evidencia los riesgos de un ejercicio del poder sin supervisión, sin contrapesos efectivos y con una tendencia a las omisiones que se agudizan con el nepotismo al interior del partido.
La reacción del gobierno federal ha sido insuficiente. La presidenta Claudia Sheinbaum limitó su comentario a llamar al senador que “aclare” su situación, sin comprometer una postura institucional propia de la presidencia de la República.
Estoy de acuerdo con el comunicado emitido por el Sistema Nacional Anticorrupción que pide que se investigue a López Hernández por la simple investidura que implica ocupar un escaño de senador y estar cargando con acusaciones tan graves. Hay que cuidar nuestras instituciones, México merece un Senado compuesto por personas íntegras con la legitimidad política necesaria para representar, no por perfiles que se aprovechan del fuero para vivir.
En la misma Cámara Alta, el senador Gerardo Fernández Noroña anunció que pedirá licencia a partir del 24 de octubre, justificando que irá a defender la causa palestina. Noroña, quien ha sido señalado previamente por sus lujos, viajes costosos y una casa irregular de 12 millones de pesos que contrastan con la supuesta “austeridad franciscana” de Morena, vuelve a anteponer los intereses personales sobre su deber legislativo.
En política los tiempos importan mucho. La licencia se presenta a la mitad de un momento de dificultades mediáticas y falta de legitimidad para el senador Noroña. ¿Será que es tiempo de que está estrategia de distanciamiento la comienece a considerar López Hernández para alejarse del bullicio que tanto lo acusa?
Si estuvieran más cerca de las causas de la población, se darían cuenta que el país exige justicia, transparencia y resultados, no una puesta en escena para mantener una burbuja de poder que se aleja cada día más de la gente.