¿Qué pasaría si el Lago de Chapala se secara? ¿Sería posible un escenario de esta magnitud? En primer lugar, Guadalajara se secaría junto con el lago, pues de ahí proviene el 60% del líquido que llega a nuestros hogares en la Zona Metropolitana; los cultivos de las áreas rurales a la redonda se verían severamente afectados y el clima se volvería más caliente de lo habitual. Estos serían solamente los impactos más visibles y directos, pero la catástrofe sería incalculable, pues se trata del lago más grande de México y el tercero de América Latina.
En dimensiones, Chapala tiene una superficie de 114 mil 659 hectáreas y una capacidad de 7 mil 897 millones de metros cúbicos de agua, sin embargo el valor de nuestro lago no se debe medir sólo en kilómetros o cifras, también se mide en vida; no por nada es el corazón hídrico de Jalisco y, en la actualidad, enfrenta una enorme amenaza a causa del Plan Nacional Hídrico del gobierno de Morena con la construcción del acueducto Presa Solís–León.
Dicha obra pretende extraer 120 millones de metros cúbicos de agua al año de la cuenca Lerma–Chapala, esto es igual a 3 mil 800 litros por segundo que dejarían de alimentar al lago para abastecer a las ciudades y corredores industriales de León, Celaya, Salamanca, Irapuato y Silao, en Guanajuato. La magnitud de esa extracción ha encendido todas las alertas en Jalisco, Estado que desde hace años enfrenta condiciones de sequía adversas.
La historia nos refleja lo que podría pasar con determinadas decisiones. En 1947, se construyó la Presa Solís en Guanajuato, apenas ocho años después, en 1955, el volumen de Chapala se redujo a menos del 10% de su capacidad; el lago estuvo a punto de desaparecer. Al paso de las décadas, Chapala ha atravesado temporadas de recuperación y otras tantas de reducción. Al día de hoy, gracias al temporal de lluvias del 2025, se encuentra entre el 75 y 77% de su capacidad, pero sería iluso e irresponsable pensar que el buen momento será eterno sin una gestión adecuada. Basta una mala decisión política para acabar con todo.
La Organización Chapala un Lago Vivo advierte que si el lago se secara por completo y tuviéramos que llenarlo desde cero, necesitaríamos más de seis años –día y noche–vaciando el equivalente a una alberca olímpica cada minuto— para devolverle su volumen. Recordemos que el acueducto Solís le quitaría al lago 3 mil 800 litros por segundo. De este tamaño es el problema.
En el año 2014, durante el último gobierno priista, se decretó la protección del lago para que no se explotara más allá de su capacidad natural, pese a este decreto, hoy nuestro patrimonio hídrico más importante se ve amenazado por Morena, por eso el PRI esta semana retomará con fuerza esta defensa, porque proteger a Chapala es un acto de supervivencia para Jalisco. No hay ninguna otra opción.